De ese modo, quienes pueden guardar unos pesos extra mensualmente tuvieron que sofisticar su conocimiento para poder hacerlo.
Con cada vez más limitaciones, este fue el año del boom de las cuentas comitentes, las que permiten intercambiar activos financieros ya sea para la inversión o bien para acceder a dos tipos de cambio libres: el MEP y el contado con liquidación (CCL).
Con las opciones de ahorro y de inversión accesibles cada vez más cercadas por la inflación y el torniquete en el mercado único y libre de cambios, cada vez más argentinos se vuelcan a las cuentas comitentes. Según información de Bolsas y Mercados Argentinos (BYMA), entre diciembre de 2019 y este mes hubo un crecimiento del 54% en las cuentas comitentes: pasaron de 423.000 a 650.000. Esa variación contempla cuentas que se abrieron y también que se fueron cerrando, e igualmente tiene un saldo positivo.
Entre enero de este año y lo que va de diciembre, se abrieron poco más de 515.000 nuevas cuentas comitentes en la Argentina. Hubo picos de 53.438 en julio y de 57.284 en octubre, fechas inmediatas a momentos en los que el Gobierno ajustó el cepo cambiario. Cabe aclarar que este último número solo contempla aperturas, es decir, esas cuentas no necesariamente están activas o tienen saldo.
Una cuenta comitente se abre a través de un banco o de un agente de compensación y liquidación (Alyc o sociedades de bolsa) y pueden tener costos de apertura y de mantenimiento asociados. Generalmente, se pide información del titular y documentación y se la vincula a una cuenta bancaria desde donde se transferirá el dinero para luego invertir en acciones, bonos o cedears («fracciones» de papeles que cotizan en mercados internacionales).
Los cedears son la principal explicación del crecimiento de las cuentas comitentes, señala Alejandro Berney, CEO de BYMA. «Quienes tienen cuentas comitentes no están comprando dólares, sino activos, más que nada porque quieren diversificar riesgo», explica. En ese sentido, detalló que los estragos del coronavirus en la bolsa neoyorquina generó «un aluvión de compras» que buscaba aprovechar la oportunidad.
El volumen de cedears se ha multiplicado por 10 desde principios de 2019, detalla Berney. Otro empuje menor en el incremento de cuentas comitentes fueron las pymes que buscaban financiamiento en la bolsa a través de los cheques electrónicos.
En su forma más extendida, los cedears constituyen una herramienta de dolarización indirecta, porque se adquieren en pesos, pero siguen la cotización del dólar contado con liquidación (CCL). Además, en este momento, advierte José Ignacio Bano, gerente de Research de Invertir Online, están creciendo las operaciones de compra en pesos y venta en dólares de los cedears, aunque todavía son minoritarias. De ese modo, ni más ni menos, quien adquiere un activo de este tipo en pesos y lo vende en dólares está obteniendo dólar MEP o CCL.
Para realmente ganar con la compra de un cedear, deberían conjugarse dos factores: que suba el CCL, pero también que haya un rally alcista de las acciones que se seleccionaron. De otro modo, la ganancia vendrá con la variación positiva del tipo de cambio. Así lo explica Mateo Reschini, senior research analyst de StoneX: «En realidad, quien compra un Cedear no está posicionado en dólares sino en un activo determinado, y su rendimiento va a flotar a la par de esa empresa. Ese rendimiento medido en pesos incluye la variación en el CCL. Obtener ganancias en moneda dura dependerá de la performance de la compañía en el mercado internacional».
Aun con todas sus particularidades, la herramienta se convirtió en una de las preferidas de los ahorristas. Por día, los Cedears operan el triple en volumen que las acciones locales. Bano detalla que, en el primer caso, se operan alrededor de $3000 millones por día y, en el segundo, alrededor de $1000 millones. «Son una opción atractiva ante la falta de alternativas locales que además está abierta a todo el mundo», detalla. Según datos de invertirOnline.com, los papeles más populares en los últimos meses fueron los de Mercado Libre, Apple, Barrick Gold, Tesla y Amazon.
Por: Sofía Terrile