El Banco Central decidió este jueves terminar con la financiación en cuotas en los free shop, las tiendas libres de impuestos de los aeropuertos internacionales.
Así, el organismo que preside Miguel Pesce ya eliminó las cuotas de todos los gastos dolarizados: en 2021 pasó lo mismo con los pasajes al exterior, los paquetes, el alquileres de autos, y las excursiones. La semana pasada, prohibió las cuotas en los envíos puerta a puerta. Ahora cerró la financiación para las compras en los aeropuertos. La decisión se plasmó en la comunicación A 7540.
Aunque es díficil de calcular el monto que se iba por esta última vía, la señal que da el Banco Central es que ya no habrá más dólares «subsidiados» para la clase media. Ya había dado el mismo aviso para las empresas con el endurecimiento del cepo que había anticipado Martín Guzmán hace poco más de 10 días.
Las compras en los free shop, libres de cualquier tipo de impuestos, permiten hasta hoy acceder a bienes que usualmente se consiguen en el exterior con un tipo de cambio de $ 132 al que no se le suma ni la retención del adelanto del Impuesto a las Ganancias (35%), ni el Impuesto País (30%).
Era, hasta hoy, una de las formas más económicas para dolarizarse. Además, contrastaba con los $ 257 a los que se consigue el dólar en la calle y los casi $ 300 con los que se dolarizan las empresas en la bolsa. Además, según explicó el economista Nery Persichini, de GMA Capital, con esta medida, «el BCRA cortó una maniobra de demanda de importados financiada con tasa real fuertemente negativa».
Según detalló la autoridad monetaria en un comunicado, «las entidades financieras y los proveedores no financieros de crédito no podrán financiar en cuotas las compras de sus clientes en: pasajes al exterior y servicios turísticos en el exterior (tales como alojamiento, alquiler de auto, etc.); productos en el exterior que se reciban por el sistema de envíos postales sin finalidad comercia; y productos en tiendas libres de impuestos.»
La ministra de Economía Silvina Batakis dijo en una entrevista televisiva el miércoles por la noche que se “tomarán todas las medidas para que las reservas se vuelquen a los sectores productivos”. Mientras negó una nueva devaluación del tipo de cambio oficial, la sucesora de Martín Guzmán afirmó que «el derecho a viajar colisiona -o tensiona- con el derecho a la generación de puestos de trabajo”.
La frase encendió las alertas en el sector turístico y desató toda serie de especulaciones sobre cómo se iba a volver a cerrar el cepo cambiario. En los bancos ven inaplicable una medida que prohíba los consumos con tarjeta de crédito en el exterior, pero se preparan para nuevos ajustes a la operatoria.
Una opción que barajan es que próximamente los consumos dolarizados deban ser pagados con los dólares que los ahorristas ya tengan en sus cuentas o una cotización más alta que la del dólar oficial, como puede ser la del dólar MEP.
El economista de Econviews, Andrés Borenstein, advirtió que esta medida no tiene relevancia en la macroeconomía, pero anticipa la minuciosidad con la que el Banco Central analiza todos los dólares que salen de la economía. «El dilema moral que plantea Batakis resulta genuino, si no hay dólares para producir, tampoco que haya para viajar. Parece que el Gobierno quiere avanzar en una dirección, pero no se anima a decirle a la clase media «conseguite tus dólares»».
Las razones, para Borenstein exceden el impacto político que podría tener una medida poco popular: «Según mis cálculos, el ingreso fiscal por los impuestos País y Solidario son del 0,6% del PBI», por lo que el Gobierno tampoco puede darse el lujo de prescindir de esos ingresos. Además, está el impacto en la brecha. Si la clase media tiene que ir al dólar paralelo para hacer viajes al exterior, se presionará más la diferencia entre ambos tipos de cambio, con impacto para toda la economía».