Lionel Scaloni intentó desde la previa bajarle el dramatismo a un rival que trae recientes malos recuerdos. En especial, al capitán de los campeones del mundo.
“El estadio es el mismo, todo lo otro ya es historia, no tiene mucho sentido volver atrás. Es un partido que hemos jugado mucho, no creo que sea diferente a otros”, declaró antes del partido de anoche en la que la selección derrotó a Chile por 1-0 y se aseguró su pase a los cuartos de final de la Copa América.
El escenario era el mismo, pero ocho años después: aquella vez el capitán exteriorizó una frustración que llevaba ya una década. “En el vestuario pensé que se terminó para mí la selección. No es para mí. Es lo que siento ahora. Es una tristeza grande que me vuelva a pasar esto en esta final. Me tocó fallar el penal a mí. Ya lo intenté mucho, ser campeón con la Argentina. No se dio, no lo pude conseguir”, dijo esa noche en el MetLife.
Luego vino el volver a empezar y el final feliz ya conocido. Anoche en el colmado MetLife de Nueva Jersey se escribió otra historia.
Como pasó en el debut frente a Canadá, el capitán volvió a ubicarse como el hombre más adelantado, recostado sobre la derecha, entre los defensores Gabriel Suazo y Paulo Díaz. En los primeros veinte minutos el capitán entró poco en el juego físico y friccionado que presentó el partido, sin llegadas claras.
La primera jugada de peligro para la selección ocurrió recién a los 21minutos, con un gran desborde de Nico González por izquierda, centro atrás para Julián Álvarez, que no llegó a conectar de lleno. En la siguiente, cambio de frente del 10 otra vez para González, que se le fue un poco larga.
A los 23 se encendieron las alarmas. Messi recibió un fuerte golpe de atrás de Suazo. El capitán primero cayó sobre el césped y después salió de la cancha algunos minutos para recibir atención. La molestia que sintió en su aductor derecho minutos antes lo tenía a maltraer.
Se conocería después, según describió el capitán, que aquella sensación hizo que le costara moverse con soltura durante el partido. “En la primera jugada me tiró el aductor, no sentí un pinchazo ni nada, pero se me puso duro y me costaba moverme con libertad. Me sentía un poco molesto”, reconoció al salir del vestuario, con el encuentro ya ganado para la Argentina.
A los 31 arrancó en velocidad y cuando lo atoraron dos defensores chilenos no logró girar para habilitar a Julián, que entraba solo por el medio. Al 10 no se lo veía pleno. Estiró durante unos minutos y volvió a tocarse la pierna derecha, mientras Scaloni lo miraba preocupado a pocos metros al borde de la línea.
A los 35 llegó la más clara de la primera parte. Combinación en mitad de cancha entre De Paul y Mac Allister para Messi, que encaró y sacó un zurdazo que pegó en la base del poste derecho de Bravo.
Cuando terminaron los primeros 45 minutos, el capitán fue el primero en abandonar el campo. Salió caminando sin dificultades y emprendió un breve trote antes de meterse en el vestuario del MetLife.
El 10 se asomó entre los titulares para la segunda parte. Para desterrar cualquier preocupación, a los pocos minutos encaró en velocidad por el medio y habilitó a Molina, que sacó un fuerte remate que rechazó el capitán chileno.
Cuti Romero y Lisandro Martínez volvieron a demostrar que la selección tiene dupla central para varios años. Los defensores que juegan en la Premier League llegaron siempre a tiempo en cada cierre.
A los 16 Messi cruzó para la entrada por izquierda de Nico González, que sacó un tremendo remate que rozó en las manos del arquero y se estrelló en el travesaño.
Los chilenos tuvieron dos clarísimas. La primera, un disparo de afuera del área de Echeverría que el Dibu Martínez rechazó desde el medio del arco. Poco después, otra vez el volante chileno quedó frente al arquero argentino. Le quedó servida adentro del área y Martínez, otra vez, contuvo lo que podría haber significado el primer gol del partido.
Ya habían entrado Ángel Di María y Lautaro Martínez para jugar la última parte. Al capitán le quedaban todavía un par de actos. Minuto 87. Doble córner para Leo desde la derecha. El primero casi se mete olímpico: Bravo la sacó por arriba. Volvió a ejecutar el 10, Romero disparó, el arquero dio rebote y Lautaro facturó: 1-0 y pasaje asegurado a cuartos. En la última jugada, Messi habilitó a su amigo Di María que llegó mano a mano frente al arquero pero prefirió habilitar al delantero del Inter que entraba por el medio. Bravo le ahogó el segundo.
Cualquier otro jugador hubiera salido en la primera parte. Pero Scaloni conoce de memoria el consejo que Pep Guardiola les dio a todos los que entrenen al 10: “Blindarle en el equipo con sus compañeros que le hagan el trabajo más sencillo, escuchar muy bien lo poco que dice y no olvidar que a Leo no hay que sacarlo nunca del campo, ni siquiera para que sea ovacionado”.
El partido sirvió además para seguir engrosando la estadística de un rompe récords que será muy difícil de superar para las próximas generaciones. En su séptima Copa América el capitán llegó a los 36 partidos disputados, dos por encima del arquero chileno Sergio Livingston. Se le achicó el margen para quebrar otra marca. La de convertirse en el máximo goleador de la Copa: el récord sigue en manos de su compatriota Norberto “Tucho” Méndez. Le queda un partido de grupos, el sábado en Miami ante Perú (¿jugará?), otro asegurado de cuartos, y posiblemente dos más si la selección llega a la final. Cuatro partidos para cuatro goles.
Federico Águila
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