La Selección con un equipo alternativo (es medio insólito llamarlo de esa manera), con Messi en zapatillas en el banco, con Scaloni en un palco, volvió a dar una muestra de que hay mucho más que un 11, que hay un grupo que sabe a lo que juega, que cumplió con la premisa de salir primero y que ahora afrontará el duelo de cuartos con los «titulares» descansados, con los «suplentes» recargados.
La Selección le ganó con claridad a Perú, con un golazo que tiene el sello de este ciclo, tenencia, posesión, talento y aceleración. Fueron 18 toques para terminar con el golazo de Lautaro, en el que tocaron la pelota nueve de los 11 jugadores, para un festejo importante, un grito para darle forma a la tercera victoria al hilo, para terminar la zona de grupos con puntaje perfecto, para esperar si el rival será México o Ecuador, el próximo 4 de julio en Houston. La Argentina, como le sucedió en los dos encuentros anteriores, tiene el control de todo, pero le cuesta el gol; en el PT, Dibu no tocó la pelota con las manos, el equipo tuvo todo, pero no concretó.
Pero lo que no pudo Paredes, en el día de su cumpleaños número 30, lo facturó otra vez Lautaro Martínez, que esta con el pie caliente: hizo cuatro de los cinco goles de la Selección en el torneo y eso que arrancó los primeros dos partidos como suplente. El delantero del Inter se la pone difícil al entrenador en eso de elegir quién jugará de nueve en los próximos partidos, ya que está entendiendo cada momento y no está fallando.
La Scaloneta ya es una marca registrada. El DT, que estuvo en el palco, armó el plan que contó nueve campeones del mundo, un histórico y del debut por los puntos de Garnacho. Justamente, el pibe del Manchester United mostró que puede ser una carta diferente y le suma una variante más a un plantel muy rico: arrancó enchufado, en sintonía con sus compañeros, entendiendo el juego y también con mucha vocación para ayudar el retroceso. Solo le faltó el final de la jugada -como al resto del equipo-, pero es importante que haya tomado una hora de vuelo.
El partido se resolvió por el peso individual de los intérpretes, por el sentido colectivo y eso que la Selección no tenía grandes obligaciones, porque era muy difícil que perdiera el liderazgo del grupo. Con seriedad y voracidad, la Scaloneta fue mucho más que el 2-0 que marca la chapa. Otra vez el resultado quedó corto y el penal de Paredes contra el palo quizás explica parte de lo que sucedió en todos los partidos de esta Copa América. Fue muy superior a los rivales, pero no concretó todo lo que generó. Igual, los números son impecables: cinco goles a favor, ninguno en contra, con ese plus que tiene Dibu, que ayer no tuvo grandes atajadas, pero sí ese factor suerte, con la bola que dio en el palo para sostener el arco en cero.
La Selección sigue en crecimiento y con la buena de que ya el entrenador les dio minutos a todos los jugadores de campo: en el final ingresaron el pibe Carboni, Guido Rodríguez y Martínez Quarta. Fue tan bueno lo del equipo que la gente se olvidó por un momento que Messi estaba en el banco y disfrutó del equipo: el aliento fue variado, no monotemático con el 10 -dos veces le cantaron que de la mano de Leo Messi- y eso es algo para destacar: el hincha se siente representado por un grupo, no sólo por el mejor del mundo. Así, con la flechita para arriba llega a los cuartos de final, con la chapa de candidato y con la ilusión del bi.
Por Hernán Claus