Todo lo contrario, cometió un error que hasta hoy se reprocha. Debió llevar al límite a los tocados, que eran varios entonces, para que se quedaran afuera si no podían resistir el umbral que impondría la Copa del Mundo. No lo hizo y lo pagó en el Lejano Oriente con un equipo que extravió la explosión y el colmillo que lo había caracterizado en las eliminatorias.
Lionel Scaloni no dudó y cortó. Tuvo determinación, sí, pero para enmendar la impericia que lo puso contra las cuerdas. Esto no le debió pasar en la antesala del torneo, y si confió demasiado en sus jugadores, también resultó una equivocación. Un descuido.
El proceso fue desprolijo. Las idas y vueltas alimentaron los rumores entre el vacío de las explicaciones médicas, una deuda de la selección que suma décadas. Y, quizás, Marcos Acuña –pubalgia crónica– también se deba marchar de Qatar. Ninguna lesión de los ‘tocados’ ha sido repentina. Si los jugadores le mintieron a Scaloni es imperdonable y pone en jaque el concepto de familia que durante años transmitió el grupo, pero no lo libera de responsabilidades al técnico. ¿Por qué anticipó la lista al viernes 11 y no esperó hasta el límite reglamentario del lunes 14 para avanzar en las averiguaciones?
spués del temporal llegaron las exclusiones. ¿Acertó el criterio de Scaloni en los sustitutos? Es fútbol, la polémica habilita mil matices. Con Ángel Correa –1,71metro– el consenso es absoluto. Afectivamente no hay discusión, integró el ciclo Scaloni casi desde el comienzo, y futbolísticamente, cerró la primera parte de la temporada con un nivel discreto en un Atlético de Madrid en problemas.
Después del temporal llegaron las exclusiones. ¿Acertó el criterio de Scaloni en los sustitutos? Es fútbol, la polémica habilita mil matices. Con Ángel Correa –1,71metro– el consenso es absoluto. Afectivamente no hay discusión, integró el ciclo Scaloni casi desde el comienzo, y futbolísticamente, cerró la primera parte de la temporada con un nivel discreto en un Atlético de Madrid en problemas.
Con la elección de Thiago Almada –1,71m también; apenas sumó 36 minutos en el ciclo cuando el 24 de septiembre reemplazó a ‘Papu’ Gómez ante Honduras– el debate está garantizado. Talentoso y con proyección, sin dudas, pero ante la emergencia, se presentaba más conveniente un futbolista probado en la elite. Con furiosa actualidad y peso en el área rival: Giovanni Simeone. La Argentina no aprovechó la ocasión para contar con una auténtica pieza de recambio para Lautaro Martínez. Julián Álvarez es diferente, es más coral. La selección, la cuarta más petisa en la Copa del Mundo de Qatar, cedió centímetros, porte físico y acaba de sumar a dos piezas bajitas. Perdió altura la Argentina, claro, pero especialmente en la conducción.
Cristian Grosso