El Estadio Único Madre de Ciudades de Santiago del Estero fue testigo de un enfrentamiento intenso que culminó con la consagración del «Canalla» como el nuevo campeón.
El héroe de la jornada fue el delantero Maximiliano Lovera, cuya brillante maniobra individual a los 40 minutos del primer tiempo desató la euforia entre los fanáticos de Rosario Central. Con una combinación de destreza técnica y determinación, Lovera perforó la defensa rival para marcar el gol que aseguró el duodécimo título a nivel local para su equipo.
El partido estuvo marcado por la intensidad y la competencia feroz entre ambos equipos, pero la calidad individual de Lovera se erigió como la diferencia clave. Los seguidores de Rosario Central celebraron con júbilo la actuación estelar de su delantero, cuyo nombre quedará grabado en la memoria de los aficionados.
Por otro lado, Platense enfrentó un desafío aún mayor cuando su capitán, Gastón Suso, fue expulsado a los 43 minutos del segundo tiempo. La inferioridad numérica complicó las aspiraciones de Platense, que luchó denodadamente hasta el último minuto. A pesar de la adversidad, los jugadores de Platense demostraron coraje y entrega en el terreno de juego.
La expulsión de Suso, sin embargo, permitió a Rosario Central mantener el control del partido y consolidar su ventaja. El equipo se aferró a su ventaja con determinación y táctica, resistiendo los intentos desesperados de Platense por igualar el marcador.
Con esta victoria, Rosario Central no solo se adjudica el título de la Copa de la Liga Profesional, sino que también consolida su posición como uno de los clubes más destacados del fútbol argentino. Los hinchas celebran con orgullo y alegría este nuevo logro, mientras que los jugadores y el cuerpo técnico saborean el dulce sabor del éxito.
