El delantero argentino del Paris Saint Germain Mauro Icardi fue víctima, este fin de semana, de un robo en su domicilio de Neuilly-sur-Seine (región parisina) cuando el jugador se encontraba yendo a Lorient para jugar este domingo por la Ligue 1.
“El personal a cargo del jugador se dio cuenta del robo esta mañana (del domingo), al ver objetos que habían sido desplazados o que ya no estaban”, indicó esta fuente, confirmando una información del diario L’Equipe. Este medio afirma que el hecho fue el sábado a la noche y que los empleados de la casa se encontraron con el panorama y le avisaron a la familia. Se trata de la propiedad en la que el atacante convive con Wanda Nara, su esposa y agente, y sus hijos.
Los bienes robados son joyas, relojes y ropa de lujo, entre ellas, varias prendas de Wanda, de las que suele exhibir en sus redes sociales, ya sea luciéndolas o en su vestidor. El monto de lo robado está valuado “en alrededor de 400.000 euros” (unos 485.000 dólares), precisó la misma fuente, que sin embargo no dio más detalles sobre el robo.
De todas maneras, el santafesino no es el único futbolista del PSG que sufrió la inseguridad en la capital francesa en los últimos días. Al arquero Sergio Rico le robaron la semana pasada bienes valorados en un total de 25.000 euros.
A su vez, no es la primera vez que Icardi y su familia sufren un robo. Hace unos años, cuando jugaba en el Inter de Milán, ya les había sucedido, aunque en aquella ocasión se encontró de cara con los asaltantes.
El futbolista regresaba a su casa, y mientras estaba estacionando su coche, se le acercaron dos hombres pidiéndole dinero y el reloj de lujo con el que había posado unos días antes en su Rolls Royce. Este se negó a darles el reloj, pero al final terminaron robándole la joya. Icardi, tras el hecho, escapó en moto hacia su entrenamiento con el club milanés, y posteriormente hizo la correspondiente denuncia ante la policía de Milán.
Icardi, de 27 años, llegó al PSG procedente del Inter de Milán en septiembre de 2019. Tras un año a préstamo, en el que mostró su capacidad realizadora, la dirigencia parisina hizo uso de la opción de compra: pagó 50 millones de euros para quedarse con el ariete. Tras un inicio de temporada marcado por las lesiones, el punta se había reencontrado con el gol (lleva 27 desde su arribo a Francia). Pero un hecho extradeportivo, el robo de su casa, opacó su fin de semana, que además concluyó con la derrota en el hogar del Lorient.