Abran cancha que ahí viene River. El equipo del Marcelo Gallardo no fue una maravilla pero gana en confianza, hace los goles cuando los tiene que hacer y no se complica atrás: son dos novedades respecto a la derrota del domingo pasado frente a Estudiantes en La Plata.
Así como tantas veces el campo de juego del Monumental no estuvo a la altura del nivel del equipo, esta vez la alfombra primermundista en la que jugó River fue demasiado buena para un juego que sobre todo en el primer tiempo fue bastante impreciso, con errores no forzados propios de esta etapa de una temporada que recién empieza. Salvo para Matías Suárez: los pies de gamuza del cordobés fueron los que mejor pisaron la nueva grama.
El nuevo 10 de River es Carrascal, pero a los hechos, aunque su dorsal sea la 7, es Suárez: hizo lo que quiso por derecha y por izquierda contra un equipo de pierna -por momentos demasiado- fuerte como el Central del Kily González, que arrancó con una intensidad que también complicó el circuito de juego de River pero que casi no tuvo un plan de ataque y que en el segundo tiempo se desmoronó muy fácil después del penal que pateó como el capitán sin cinta que es de un tiempo a esta parte Gonzalo Montiel.
La caída en Uno había causado más bronca que preocupación: River suele ir levantando vuelo de a poco, tiene un plan indestructible, una idea que no se abandona y en La Plata, además, faltaron los volantes creativos. Anoche en Núñez volvieron y, aún con altibajos, le dieron un diferencial a un equipo que los necesitaba. Carrascal dejó atrás el Covid y tiene el crédito abierto para justificar el dorsal que le dejó Nacho Fernández. De La Cruz dejó atrás una fatiga muscular que también lo marginó de los primeros dos partidos y ya resuelta la renovación de su contrato de ahora en más sólo podrá mejorar. Lo hizo en el segundo tiempo, más activo y más preciso, redondeando un buen partido con ese tiro seco que dobló a Fatura Broun. Y arriba, más allá de Suárez, Borré sigue impreciso pero mejor si mientras recupera feeling con la pelota la mete como hizo anoche para ganar confianza. La defensa, firme, esta vez se dio un descanso contra un equipo que casi no llegó: Armani sacó una platea VIP para envidia de los millones de hinchas que se mueren por estar en este Monumental renovado.
Lo bueno es que los laterales vuelan, que Angileri sigue tirando centros que son puñales y Montiel aún es el jugador más valioso del equipo por el carril derecho y debe haber sido el que más pelotas tocó en los 90 y pico de minutos que duró un partido que se rompió con su penal y con la expulsión de Mazzaco. La mejor noticia en todo caso es que hoy River tiene más variantes: Palavecino mostró buenas credenciales, intensidad, entusiasmo para pedirla y una pegada para cambiar de frente que quedó aún más linda con el césped nuevo.
Hay muchos otros pibes que empezarán de a poco a ganar minutos y que dan una sensación de seguridad hacia el futuro: Paradela, Vigo, Fontana, David Martínez son chicos que de a poco serán llevados por el Muñeco para un período que excederá su contrato pero que pareciera que podría tenerlo al frente de un proyecto integral que promete ser aún mejor de lo que ya se vio, que es mucha cosa.