El equipo de Gallardo, que venía de perder tres partidos al hilo, venció 4 a 0 a Godoy Cruz. Pratto -dos-, Borré -de penal- y Matías Suárez -en su debut- convirtieron los tantos. El local terminó con diez por la expulsión de Tomás Cardona.
La famosa resaca de la Copa Libertadores terminó, paradójicamente, en la tierra de los mejores vinos. Después de las tres derrotas consecutivas en el Monumental, River consiguió su primer triunfo del año en Mendoza, dejando atrás esa racha negativa que comenzaba a molestar: fue 4 a 0 frente a Godoy Cruz.
Los festejos por el eterno triunfo en la final ante Boca se extendieron más de la cuenta y Defensa y Justicia, Unión y Patronato lo aprovecharon. Pero hasta ahí llegaron las ventajas que entregó el equipo de Marcelo Gallardo, que tiene un récord impactante en el Malvinas Argentinas: desde que se convirtió en DT de River, ganó los ocho partidos oficiales que disputó en el estadio mendocino.
La vuelta al triunfo fue tan importante como la forma en la que lo consiguió. Porque River tuvo un nivel superlativo y superó en todas las líneas a un Godoy Cruz que es una sombra del aquel equipo que sorprendía a propios y extraños a mediados del año pasado.
Todo le salió muy bien al Millonario, que hasta tuvo una pizca de suerte cuando el partido todavía no se abría y el tiro libre de Juan Andrada rebotó en el palo ante la estirada de Franco Armani. Pero luego fue todo del visitante, que recuperó la memoria y el buen juego.
Por momentos fue una exhibición con intérpretes destacadísimos encabezados por Rafael Santos Borré. El colombiano fue imparable por todo el frente de ataque, hizo un gol de penal que él mismo había fabricado y el anularon mal otro por una posición adelantada inexistente.
A su lado, Lucas Pratto fue pura contundencia. Marcó la apertura con un zurdazo que venció las manos del arquero de Godoy Cruz y el tercero, con un perfecto anticipo de cabeza.
Para que se lucieran los delanteros, hizo falta que Nacho Fernández y Exequiel Palacios volvieran al nivel que los llevó a la selección. Comenzaron a los costados de Ponzio y Enzo Pérez, con perfil invertido, pero terminaron varias jugadas cerca y por el medio. Esa movilidad fue una de las principales claves de la gran superioridad de uno sobre otro: mientras jugadores de River volaban y los de Godoy Cruz nunca pudieron frenarlos. Porque cuando lo intentaron, llegaron tarde como le ocurrió a Tomás Cardona, que fue con la pierna arriba contra Gonzalo Montiel y fue bien expulsado cuando recién iban 33 minutos del primer tiempo.
El efecto contagio hizo que todos se animaran a cruzar la mitad de cancha y llegaran cerca del arquero de Godoy Cruz. Así, Montiel pegó un tiro en el palo y Milton Casco lastimó siempre que avanzó por su sector.
Gallardo se dio cuenta que era el partido ideal para hacer debutar a Matías Suárez y darle confianza a Nicolás de la Cruz. Los hizo ingresar rápido en el complemento y el exjugador de Belgrano respondió con un tanto digno de su categoría.
Fueron cuatro goles y pudieron ser varios más, pero el trabajo ya estaba hecho. El campeón de América sacó chapa en Mendoza, donde lo acompañaron más de 10.000 hinchas que se fueron con las manos y gargantas rojas después de una magnífica demostración de fútbol.
Fuente: Clarín