River cumplió con su misión: derrotó 3-0 a Liga de Quito en el estadio de Independiente y se adjudicó el Grupo D de la Copa Libertadores.
Rafael Santos Borré, Julián Álvarez y Jorge Carrascal, todos en el segundo tiempo, anotaron los goles en un partido que se le había complicado, sobre todo en la primera etapa.
Así, el Millonario aparecerá en el lote de los líderes de zona en el sorteo de los octavos de final que se desarrollará el viernes. Eso le garantizará un cruce ante uno de los escoltas y cerrar la serie como local. Además, como Boca ya ganó su grupo, evitó un choque ante el Xeneize, al menos en esta primera instancia de eliminación directa.
River salió al campo de juego con el apetito habitual e impulsado por la idea de imponer condiciones. Liga opuso a la presión alta una disposición ordenada, aguardando en propio campo. Pero una vez que la recuperó, apostó a defenderse con la pelota. O, en otras ocasiones, a salir rápido, con la proyección de Perlaza y la habilitad de Julio, suelto, como amenazas.
A los 8 minutos, un centro del lateral derecho visitante encontró solo a Muñoz, que desvió su remate por arriba del travesaño. Y a los 12, un tiro del argentino Piovi requirió la atajada de Armani. dos señales de alerta para el Millonario, que se vio perjudicado por el golpe que sufrió Nacho Fernández a los 6′ (chocó con el citado Muñoz).
Liga se reveló como el rival de cuidado que River preveía, más allá de la ventaja que le ofrece la altura en Quito. Un equipo trabajado, con trato prolijo del balón y aspiración de debatir con River el manejo de las acciones.
Precisamente, con espacio, de contra, los de Núñez inquietaron a fondo, con Matías Suárez como bandera. A los 32 minutos, el ex Belgrano desbordó (con caño incluido) por derecha y reventó el travesaño. A los 35, otra vez estuvo a punto de abrir el marcador: corrió con campo por derecha, enganchó y, cuando abrió el botín para darle efecto de zurda a su intento, el remate se le fue ancho. Y a los 41, salió de la marca con un taco y asistió a Borré, quien mano a mano definió por arriba del larguero.
Prueba del gran tiempo del primer tiempo, los ecuatorianos pudieron marcharse al vestuario en ventaja: a los 44, Quintero, de frente al arco, shoteó rasante y desviado.
Gallardo se vio obligado a hacer un cambio en el entretiempo: aquel golpe en el inicio de Nacho Fernández lo sacó del partido. En su lugar ingresó Santiago Sosa, volante central clásico. Y la apuesta, una vez más, le salió bien al Muñeco.
El juvenil, de 21 años, entró suelto, fresco, y presto a anticiparse en campo contrario. Al minuto casi anota con un remate. Fue la señal de un River bien plantado, arrollador. A los 8 abrió el marcador ante una mala salida de Gabbarini y el gol (en offside no detectado) de Rafael Santos Borré. Y a los 14, tras pase del colombiano, Julián Álvarez ofreció una sutileza en la definición para el 2-0.
En el medio, Sosa entró al área con convicción y forzó a la intervención del arquero, rubricando que con su aparición el DT encontró una variante impensada. Y, más allá de algún sofocón, o la mano de Milton Casco dentro del área no sancionada, River controló el juego. Y lo remató al final, con la asistencia de Pratto y la definición de Jorge Carrascal.
Así, la Banda mantiene su romance con la Copa Libertadores. En la era Gallardo, ganó las ediciones 2015 y 2018 y llegó a la definición 2019 (perdió ante Flamengo). Y va por más.
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