El conjunto dirigido por Marcelo Méndez hará su debut en la máxima cita este sábado, frente a Irán; buscará construir sobre el histórico bronce obtenido en Tokio el año pasado.
El vóleibol argentino alcanzó un hito histórico el año pasado en los Juegos Olímpicos de Tokio, cuando la selección repitió la hazaña de Seúl 1988 y se hizo con una medalla de bronce después de vencer a Brasil por 3-2. Pero ahora tendrá nuevos objetivos a la vista, con la oportunidad de construir sobre ese logro en el próximo Campeonato Mundial en Polonia y Eslovenia, que comenzará este viernes cuando Brasil, una de las principales candidatas, se mida con Cuba desde las 6, hora argentina, con transmisión por Star+. El torneo, que se definirá el 11 de septiembre, contará con 24 selecciones y un formato de fase de grupos, con los dos primeros clasificados de cada uno y los cuatro mejores terceros entrando en la ronda de eliminación.
El conjunto dirigido por Marcelo Méndez tiene como mejor resultado en el torneo un lejano tercer puesto en 1982, cuando la Argentina fue el país organizador, por lo que este año querrá utilizar como motivación para alcanzar esa meta el bronce olímpico, el buen presente de varios de sus jugadores en Europa y posibles despedidas para históricos como Facundo Conte y el capitán Luciano De Cecco. Argentina integrará el grupo F, que se jugará en su totalidad en Ljubljana, y debutará este sábado desde las 12.30 de Buenos Aires contra Irán, con TV por ESPN3 y Star+. Después se enfrentará el lunes con Países Bajos a las 9.30 (ESPN2), y cerrará el grupo el miércoles a las 6 frente a Egipto (ESPN). Además de la capital eslovena, las ciudades polacas de Katowice y Gliwice servirán como subsedes del campeonato.
A principios del mes, Méndez tuvo que decidir el plantel final que viajará a la competencia. En relación con los medallistas, hubo dos bajas que se confirmaron previo a la Liga de las Naciones (VNL) en abril; Cristian Poglajen, que sufrió una lesión, y Sebastián Solé, que anunció su retiro de la selección. Y luego el entrenador debió tomar algunas decisiones difíciles; la más resonante fue la de marginar a su hijo Nicolás, otro integrante del plantel olímpico, y también apartó a Federico Martina, Franco Massimino, Manuel Balagué y Marcelo Armoa, entre otros. Entre los que se reincorporan se destacan Jan Martínez y Pablo Kukartsev, mientras que los jóvenes Luciano Palonsky, Luciano Vicentín y Nicolás Zerba tendrán sus debuts mundialistas.
De esta manera, el plantel completo de la selección argentina quedará conformado por De Cecco, Matías Sánchez (armadores); Bruno Lima, Kukartsev (opuestos); Agustín Loser, Joaquín Gallego, Martín Ramos, Zerba (centrales); Conte, Ezequiel Palacios, Vicentín, Palonsky (punta receptores); Martínez y Santiago Danani (líberos).
En la antesala del inicio, Conte se mostró muy entusiasmado por emprender este ¿último? viaje con el seleccionado: “Estamos en un momento muy bueno. Hemos ganado confianza y hemos tenido la pauta de que es posible. Así que la motivación para este objetivo es fuerte”, expresó el hijo de otro medallista de bronce, Hugo Conte. “Obviamente no vamos a decir que vamos a traer la medalla de nuevo porque no me gusta hacer promesas y porque los partidos hay que jugarlos. Pero sí creo que es un gran momento para que podamos, tal vez, meter otro balazo”.
Previamente a la cita mundialista, la performance de la selección en la VNL tuvo resultados mixtos. En las primeras dos semanas de competencia el rendimiento del equipo fue decepcionante; en Canadá consiguió un triunfo frente a Alemania y luego derrotas ante Polonia, Serbia e Italia, mientras que en Filipinas el registro fue idéntico, con una victoria ante China y caídas contra Japón, Eslovenia y los Países Bajos. El último tramo, realizado en Japón, dejó al seleccionado muy cerca de la clasificación a la ronda final, encadenando victorias sobre Canadá, Australia y Francia, pero un tie-break cedido a Estados Unidos puso fin a sus aspiraciones. El saldo en la competencia arrojó entonces un total de cinco triunfos y siete caídas.
Después de cerrar la lista de convocados definitiva, el equipo tuvo otra posibilidad de probarse en la antesala de la Copa del Mundo cuando afrontó en Katowice el Torneo Memorial de Hubert Jerzy Wagner. Ahí se midió contra el local Polonia, Serbia y su futuro rival mundialista Irán, consiguiendo un triunfo ante los primeros y sendas derrotas contra los demás equipos, que de todos modos fueron suficientes para que quedara segunda en el torneo por ratio de sets y puntos.
En cuanto a la competición en sí, el principal favorito para alzarse con el título mundial es Francia, que viene de hacerse con el oro en los Juegos Tokio 2020 y la VNL hace algunos meses, con el punta Earvin N’Gapeth, de 31 años, como principal estandarte. De conseguirlo, sería el primer equipo en convertirse en campeón vigente de todas los grandes torneos del vóleibol masculino desde que lo lograra Brasil, que a principios del siglo dominó la escena con tres títulos mundiales, cuatro en la extinta Liga Mundial y el oro en Atenas 2004.
La canarinha, que cayó contra la Argentina en Japón el año pasado, es otro de los equipos mejor posicionados para conseguir el trofeo, liderado por el histórico Bruno Rezende, del que también se especula sobre una posible despedida del vóleibol internacional al término de este Mundial. El combinado verde-amarelo viene de caer en las finales de 2014 y 2018, por lo que en 2022 tendrá la posibilidad de vengarse de aquellas frustraciones y sumar su cuarta corona.
Polonia e Italia, que al igual que Brasil cuentan con tres victorias en la Copa del Mundo, también se presentan como fuertes candidatos, mientras que en un escalón más abajo se encuentran Estados Unidos (finalista de la VNL), Serbia, Japón, Países Bajos, Irán y la Argentina. El equipo de Méndez intentará usar el envión de Tokio para reproducir un resultado similar en este torneo, como lo hizo en 1990 (sexto) después del bronce en Seúl. Y están las herramientas para ir aún más allá.
Santiago Bauzá