Parecía partido liquidado. Restaban menos de 15 minutos para el final. Los mendocinos, perdidos por perdidos, se lanzaron al ataque y el equipo jujeño entró en una confusión generalizada, con un Lucchetti que miraba cómo caían los centros sobre el área chica y no pescaba uno (como en todos los partidos que van en este torneo)
Y así, el Lobo de Jujuy regaló un triunfo que parecía asegurado y que no mostró un mínimo de inteligencia para enfriar y manejar el juego en ese cuarto de hora final donde su rival se lanzó desesperadamente en busca del descuento porque hasta allí perdía 2 a a 0 y muy poco había mostrado como para suponer que podría dar vuelta el resultado.
Y lo dio vuelta nomás, gracias a un Gimnasia que no encontró nunca más la pelota y entró en una confusión total en la que los centros llovieron sobre el área sin que su arquero atinara siquiera salir a buscarlos, como ha sido dable observar en todos los partidos que van del campeonato (donde fue responsable de la pérdida de puntos importantes).
Así lo vieron los colegas mendocinos:
«El partido hay que dividirlo en dos etapas. Los primeros 70 minutos que fueron a favor de Gimnasia y Esgrima de Jujuy, que neutralizó tácticamente a un Deportivo Maipú que estuvo muy impreciso. Con goles del mendocino Fernando Brandán y Nahuel Casasola, se puso arriba 2-0 el equipo de Mario Gómez. Parecía historia juzgada. Sin embargo, apareció el Cruzado en su máxima expresión. Actitud. Juego. Coraje. Rebeldía. Y atropelló a un equipo jujeño que se desmoronó por completo. Llegó el descuento de Santiago Moyano. Minutos después, el empate del eterno goleador Gonzalo Klusener y en las últimas pelotas del partido, un golazo de Santiago González. Triunfazo».