En su último contrato, firmado en 2017, el rosarino se guardó la posibilidad de dejar el Barça a final de cada temporada.
No lo utilizó nunca. Su último silencio (tenía tiempo de manifestarse hasta el 31 de mayo), prolongó su vínculo hasta junio de 2021. Hoy, tras el tremendo porrazo de Lisboa, vacío de un equipo con el que pueda aspirar a conquistar Europa, al delantero argentino se le presentan cuatro alternativas. Y, en el Barça, cruzan los dedos.
Hace tiempo que Messi le comunicó al Barcelona que desea formar parte de un proyecto ganador. A diferencia de lo que le sucede con la selección argentina -aceptó acompañar a una nueva generación sin grandes aspiraciones-, el rosarino en el Barça quiere ganar. Y, para conquistar títulos, esencialmente la Champions, entiende que tiene que estar rodeado de un equipo competitivo.
No es lo que sucede. Ni lo que cree que sucederá. Entonces, la primera opción que se le presenta al rosarino es acudir a las oficinas de club y pactar la rescisión de su contrato una campaña antes de que expire. Según fuentes cercanas a la junta, Bartomeu no quiere pasar a la historia como el presidente que perdió a Messi, pero si fuera el futbolista quien mostrara su deseo de irse, no lo vería con malos ojos. Y Messi intuye cómo piensa el presidente.
Con las cuentas del Barcelona en terapia intensiva, el club se ahorraría el salario del argentino, cercano a los 50 millones de euros netos. En el área deportiva, sin embargo, no barajan esta alternativa. Entienden que si el 10 desea irse en esta ventana deberá remitirse a su cláusula de rescisión.
«Si se quiere marchar que traiga un club que pague los 700 millones», enfatiza, a su entorno, el director deportivo, Eric Abidal. El contexto actual en la industria del fútbol no invita a pensar que exista un club con la capacidad económica como para afrontar la cláusula del delantero argentino.
La tercera alternativa con la que cuenta Messi es la espera. Su contrato con el club expira en junio del año que viene, y a partir de enero el rosarino puede comenzar a negociar con cualquier club. Una opción a la que pudo aferrarse la pasada temporada. Sin embargo, a pesar de que la campaña se torció para el Barcelona y, sobre todo para el 10 desde que se despidió a Valverde -«desde enero hasta aquí ha ido todo mal», se quejó-, Messi decidió no negociar su salida.
Por último, el capitán puede renovar. En junio habían comenzado las negociaciones para extender el vínculo por dos temporadas más (1+1). Pero Messi, cansado de que la junta lo utilizara como el culpable de las decisiones y sin un equipo competitivo, le pidió a su padre y representante que las paralizara. Messi puede firmar su noveno vínculo con Bartomeu o esperar a que pasen las elecciones y hacerlo con el nuevo presidente. Y así completar su sueño: terminar su carrera en el Barcelona.
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Por: Juan Ignacio Irigoyen