SAN PABLO.– Y de repente, empezó la Copa América en Brasil. Los destellos de un buen primer tiempo de la selección brasileña, que en la semifinal ante Perú jugó algunos minutos “a lo Brasil”, fueron la primera señal de atención para los torcedores.
Sin embargo, la estocada decisiva para que los improvisados anfitriones vuelquen su atención hacia un certamen subcontinental con aires de clandestinidad, salió desde los guantes del marplatense Emiliano Martínez.
La tanda de penales entre la Argentina y Colombia comenzó, con buen timing, sobre el cierre del programa que estrenó la nueva temporada de un popular reality de cocina y aquellos que llegaron a la transmisión, junto a los que ya estaban allí, se volcaron, como la naturaleza futbolera indica, por el seleccionado de Reinaldo Rueda. El resultado final, sin embargo, pareció encender a los simpatizantes brasileños como una chispa entre la leña humedecida. El menú enseguida se mostró tentador. Por un lado, la Argentina de Lionel Messi; por el otro, la Canarinha de Neymar. Era la final que todos querían ver, la que, en el estadio Maracaná, promete devolverle un poco de brillo a una Copa que empezó mal, tal vez porque no debería haber empezado.
Para los brasileños, es una doble oportunidad; la de ganar otro título, la Copa América que por lesión Neymar no pudo levantar en 2019, y amargar una vez más a Argentina, estirando la sequía de 28 años que los comentaristas locales no se cansan de recordar en cada vez que les toca llevar adelante una transmisión de la albiceleste.
Sin embargo, Messi, el 10 argentino, despierta una admiración que para algunos brasileños trasciende la tradicional rivalidad. “Antes de ser apedreada en una plaza pública, dejen que les explique: amo Brasil, me encanta vivir acá, pero no creo que la nacionalidad defina el carácter de una persona. Tengo amigos argentinos, pero no voy a hinchar por Argentina por ellos. Voy a hinchar por Argentina porque amo el fútbol y a Lionel Messi”, escribió en sus redes sociales la comentarista Fabiola Andrade, del canal deportivo SporTV, que pertenece a la Cadena Globo.
En la polémica publicación, que atrajo comentarios de todo tipo –la mayoría, de repudio–, la periodista viste una camiseta del seleccionado argentino. “Sería justo que este tipo (Messi) gane un título con su país. Brasil es el último campeón de esta Copa, por eso quiero que este título se lo lleve el mejor del mundo”, concluyó.
El próximo sábado, sin tanta visibilidad como Fabiola,y tal vez en silencio, un puñado de brasileños seguirá esa misma línea y estará alentando a los de Lionel Scaloni, incentivados por el otro Lionel. “Me gusta Neymar, y me siento identificado con Tite, pero en esta final, quiero que gane Argentina, que sea campeón Messi”, le dijo a LA NACION el paulista Renato Mendonça, hincha de San Pablo y técnico en Informática.
En Mooca, el barrio de los italianos que está ubicado en la zona este en la capital paulista, Gustavo Rocha, de 48 años, advierte que vivirá una experiencia inédita, la de esperar una derrota de los suyos. “Mi selección no me satisface, y venimos de ganar la última Copa América. Esta vez, quiero que gane Argentina; antes que nada, por Messi, porque lo admiro mucho. Y segundo, por la forma cómo se están manejando las cosas en Brasil, porque esta Copa América nunca debió haberse jugado acá”, sostuvo el administrativo.
La final entre Argentina y Brasil reivindicará, de cierta forma, a la Copa América frente a su “prima rica”, la Eurocopa. Los seleccionados de Scaloni y Tite pueden no ser los mejores del mundo, pero el choque entre Neymar y Messi le concederá a esta 47° edición del torneo un recordado lugar en la historia, inesperado bajo un contexto de pandemia, sin espectadores y con varios contratiempos. “Quiero jugar la final contra Argentina, tengo muchos amigos ahí. Pero estoy seguro que esa final la ganará Brasil”, dijo Neymar, sin pensarlo demasiado, tras la victoria ante Perú.
Con la clasificación del seleccionado argentino consumada, Marquinhos, uno de los referentes del último campeón de América, se dirigió directamente hacia los brasileños que alentarán a Messi y Cía. “Es difícil aceptarlo, pero vemos a muchos brasileños y miembros de la prensa que no nos apoyan, que no tienen el placer ni el orgullo de ver a esta selección. Yo, como hincha, siempre apoyé a la selección, y no entiendo por qué hoy tendría que ser diferente”, señaló el zaguero de París Saint-Germain, de Francia.
Independientemente del resultado, el fútbol sudamericano tendrá una historia. Puede ser el Brasil de Tite, confirmando su papel de candidato, esta vez liderado por Neymar; o la Argentina quebrando una racha de 28 años y, como bonus, haciendo realidad el sueño de Messi. Agua en el desierto.
Federico Cornali
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