Talleres deslumbró desde el inicio. Desde el pitido inicial en el Estadio Zorros del Desierto de Calama, el equipo cordobés se adueñó del encuentro con una actuación arrolladora, como si estuviera jugando en su propio estadio.
En el primer tiempo, desplegó un ataque constante, con hasta cinco o seis jugadores volcados al frente, liderados por Sosa y Botta, generando un juego fluido y numerosas oportunidades de gol. La superioridad fue evidente: aunque convirtió dos tantos, pudo haber anotado más. El primero llegó de un cabezazo de Mantilla tras un córner, mientras que el segundo fue producto de una jugada característica del estilo de juego de Talleres: una salida desde la defensa, un pase largo de Herrera y un remate de Sosa dentro del área rival, tras una asistencia de Girotti.
Una vez obtenida la ventaja, Talleres supo administrarla con inteligencia. Aunque en el segundo tiempo mantuvo su enfoque ofensivo, el cansancio y la reacción limitada de Cobresal impidieron que pudiera ampliar su ventaja. A pesar de que los cambios en el equipo le restaron algo de dinamismo, tuvo suficiente solidez para asegurar la victoria, que nunca estuvo en peligro, salvo por algunas ocasiones sobre el final del partido en las que Herrera se lució para mantener la portería invicta.
