La crisis de San Lorenzo explicada en ocho puntos: un club desprotegido y sin soluciones a la vista

Agobiado por las deudas y con conflictos en varios frente, el club enfrenta un durísimo presente

Hay, en esta crisis de San Lorenzo, razones globales. El deterioro económico de los clubes argentinos en medio de los perjuicios causados por la pandemia de coronavirus, le es común a casi todos los equipos.

 

Pero en la lista de problemas que aquejan al Ciclón hay también algunos que son propios, que se gestaron poco a poco y que fueron madurando sin que una decisión corrigiera el rumbo de lo que indefectiblemente iba a terminar mal. En lo que respecta a lo futbolístico, los resultados suelen ser implacables; el 18° puesto en la tabla se define por sí solo. Y si la lupa se posa sobre el juego, la falta de una idea prometedora tampoco ayuda a que la consideración permita avizorar soluciones en el corto plazo que ayuden a mitigar esa sensación pesimista que rodea a la institución.

Hasta los pequeños detalles hablan de lo difícil que es enfrentar cada día en San Lorenzo. Néstor Ortigoza iba a dar una conferencia de prensa esta mañana. Algo habitual y que estaba programado. Pero los últimos eventos con los hermanos Romero y el malestar generalizado lo hubieran puesto frente a una serie de preguntas incómodas y complejas de abordar. La reunión ante los cronistas se canceló.

Los Romero, un conflicto interminable

La historia de los hermanos Ángel y Oscar Romero con San Lorenzo parece estar llegando a su fin. Ya pasaron los ataques de excompañeros que los acusaron de quebrar el plantel, las declaraciones incómodas de los entrenadores que los enfrentaron, los reclamos por un trato diferencial y los desplantes que generaron conflictos institucionales… Pasaron, también, algunas pocas buenas actuaciones acordes a su talento deportivo, pero que se diluyeron entre tantos problemas y malos tragos.

Horas después de que el DT Paolo Montero los enviara el banco de los suplentes, fueron los propios paraguayos quienes le pidieron al presidente azulgrana Horacio Arreceygor una salida del club. En Boedo ya les colocaron el cartel de “vendibles” y escuchan ofertas por los futbolistas. La sucesión de episodios polémicos de los Romero es una grieta que San Lorenzo nunca pudo cerrar. El presidente tuvo una reunión con ellos. Los vínculos finalizan en junio de 2022 y las negociaciones apuntaban a extenderlo. Pero más allá de todas las incomodidades, hay un detalle que no se puede obviar: sus contratos, en dólares, son muy elevados, y desde San Lorenzo les han pedido que bajen sus pretensiones económicas. “Escuchen ofertas”, fue el pedido de los futbolistas a los dirigentes.

En su carta publicada en redes sociales, los jugadores reclaman una deuda salarial de cinco meses y acusan a los dirigentes de generarle un daño económico ante la posibilidad de disolver el contrato que los vincula. Y ahora enviaron una carta documento intimando al club para que les paguen la deuda. Un verdadero dolor de cabeza, por duplicado.

“Cuando el señor presidente y el manager nos pidieron que aceptemos buscar la posibilidad de seguir nuestras carreras en otra institución, muy a pesar de nuestra voluntad de seguir sirviendo a San Lorenzo, no tuvimos más opción de considerar como válida la explicación de la imposibilidad financiera para seguir adelante”, fue el descargo de los hermanos.

Recambio de entrenadores

Una vez más, ahora con Paolo Montero, San Lorenzo tiene a un entrenador cuestionado. Como sucedió desde la partida de Edgardo Bauza en 2015, no consigue sostener un proyecto duradero. Hay buenas intenciones. Pasaron algunos técnicos emergentes y prometedores; también los de experiencia y de probada trayectoria. Pero uno tras otro quedaron al costado del camino. La realidad los golpea ante los primeros malos resultados. Los deja tambaleantes y ya no pueden recuperarse. La espiral de negatividad los termina expulsando indefectiblemente.

Desde el último ciclo exitoso, el de Bauza, el Ciclón contrató nueve entrenadores: Pablo Guede, Diego Aguirre, Claudio Biaggio, Jorge Almirón, Juan Antonio Pizzi, Diego Monarriz, Mariano Soso, Diego Dabove y Paolo Montero (más allá de algunos interinatos). Ninguno pudo hacer pie. El desafío para cada técnico se transformó en romper el karma de –al menos– durar más de 15 partidos en su cargo. Puertas adentro, cada una de las crisis futbolísticas golpea, duele. Y cada vez que se termina uno de estos ciclos casi nada queda para el siguiente. Hay que empezar de cero en una reconstrucción permanente.

Crisis futbolística

El proceso que comenzó Montero promovió alguna esperanza. Algunas victorias que lo llevaron a los primeros lugares invitaron a pensar que se podía romper el círculo vicioso. Pero el Ciclón se derrumbó con derrotas en las últimas tres fechas. Una serie de impactos duros ante Talleres, Unión y Argentinos, en los que recibió siete goles y no convirtió ninguno. El dato estadístico podría salvarse si se encontrara alguna respuesta o algún mensaje desde lo futbolístico. Pero la realidad y el análisis profundo de estas caídas demuestra, especialmente en los primeros dos partidos, que incluso pudo caer por una diferencia más abultada. El problema parece estar demasiado arraigado. Urge cambiar el estado de ánimo del grupo para encontrar una reacción y aspirar a una recuperación que hoy parece muy lejana.

Mercados de pases

En estos años, además, San Lorenzo atravesó varios mercados de pases infructíferos. Jugadores que llegaron con altas expectativas, pero que al poco tiempo se marcharon como aves de paso. Los nombres -muchos de ellos con una amplia trayectoria- se acumularon: Lucas Melano, Valentín Viola, Diego Braghieri, Santiago Vergini, Lucas Menossi, Ramón Arias, Alexis Castro, Gabriel Gudiño, Gerónimo Poblete, Adam Bareiro, Gonzalo Castellani, Mauro Pittón, Héctor Fértoli, Rubén Botta, Damián Pérez, Román Martínez, Franco Troyansky, Raúl Loaiza, Juan Salazar, Andrés Rentería y Gustavo Torres son algunos de los ejemplos al pasar. Más de 20 nombres para escasas o nulas soluciones. Una inversión demasiado elevada para beneficios muy poco productivos.

Problemas económicos

Con el torneo local como única competencia del semestre, el recorte presupuestario para lo que resta del año fue notorio y se dejaron de lado varios de los contratos más elevados de la entidad de Boedo. Fueron los propios dirigentes quienes lo confirmaron en junio. Según aseguró Arreceygor, en lo que va del segundo semestre de 2021 se redujeron 30 millones de pesos de gastos en el plantel profesional.

Todas las áreas se vieron afectadas. San Lorenzo confirmó, también, que si bien continuará en la Liga Nacional de Básquet, lo hará con un equipo de bajo presupuesto. “Esperemos que sea competitivo con un 20% de lo que se gastó el año pasado, y eso estamos haciendo en todas las áreas”, dijo el presidente en TyC Sports. Para el club y para la competencia, no deja de ser un golpe importante. Se trata, nada menos, que del pentacampeón argentino y dos veces campeón continental.

Las deudas que acumuló el conjunto de básquetbol fueron tantas que las denuncias presentadas ante la FIBA (Federación Internacional de básquetbol) derivaron en inhibiciones que le impidieron contratar jugadores extranjeros hasta tanto no se presente un plan de pago para los contratos de los jugadores que presentaron las demandas.

Deudas con Palestino y Boyacá Chicó

Así como la FIBA lo hizo en el básquet, recientemente el Ciclón fue sancionado por la FIFA, que aceptó el reclamo de Palestino de Chile por la falta de pago del pase del defensor Paulo Díaz (hoy en River). La entidad madre del fútbol mundial determinó que San Lorenzo debe pagarle una suma cercana a los 2,5 millones de dólares y además dictó la prohibición para incorporar refuerzos por los próximos tres mercados de pases. El club de Boedo había comprado el 50% de la ficha de Díaz en 2016 y dos años después lo transfirió a Al-Ahli, de Arabia Saudita. Palestino, que mantuvo la otra mitad del pase, protestó por no recibir su pago. “Ellos vendieron el 50% de los derechos económicos que nunca tuvieron. Y luego recibieron el pago íntegramente. La FIFA aseguró que nos debían 2,7 millones dólares. Posteriormente, desde San Lorenzo trataron de alargar el tema, fueron al TAS y este ente resolvió que el monto líquido es 2.150.000. Pero ahora, con los intereses, el monto bordea los 2.500.000. San Lorenzo jamás tuvo la intención de pagarnos un solo dólar. Nunca mostraron voluntad y yo lo considero grave”, explicó Jorge Uauy, presidente de Palestino, a LA NACION. “Con el historial que tenemos, no pensamos darles ni plazos ni cuotas”, añadió el chileno.

También en los últimos días, una situación similar se generó por la transferencia de Yeison Gordillo, proveniente de Deportes Tolima. A San Lorenzo le llegó una notificación de la FIFA por una deuda por los derechos de formación de parte de Boyacá Chicó. De este modo, el Ciclón tendrá que pagar un monto cercano a los 30.000 dólares al club de la ciudad de Tunja.

La oposición

César Francis, único dirigente opositor que integra la Comisión Directiva de San Lorenzo, hizo un durísimo análisis de la situación que atraviesa el club. “El presente es endeble en lo futbolístico, económico e institucional. Las contrataciones millonarias y estrambóticas tanto en el fútbol como en el básquet llevaron al club a tener un pasivo de 56 millones de dólares. Otra característica de esta gestión es que se vieron obligados a vender por montos bajos a juveniles y jugadores al solo fin de tapar los agujeros o cráteres causados por su propia incompetencia a la hora de administrar y gestionar a San Lorenzo. La liviandad, carencia de rigor y la negligencia fueron el común denominador desde el 2015 hasta hoy”, le dijo el abogado a LA NACION.

El presidente de licencia y 10 mil socios menos

A la endeble situación económica del club se le añade una información que brindó Arreceygor, quien se sinceró con otro problema: sin la posibilidad de ir a la cancha desde marzo de 2020 debido a la pandemia de Covid-19, la institución sufrió la baja de aproximadamente 10.000 socios. Un impacto notorio en los presupuestos, ya que los ingresos bajan y el club no está jugando copas internacionales.

La licencia que el presidente Marcelo Tinelli tomó en mayo fue otro símbolo del momento preocupante. Más allá de lo que ocurriera en los hechos, la presencia de un rostro de alto perfil en la conducción generaba respaldo. Parecía ser un escudo que podía resguardar al club ante los distintos embates. Esa coraza ya no existe. La idea es de desprotección. San Lorenzo transmite la imagen de un club endeble. Los conflictos quedan al desnudo, los daños se multiplican en todas las áreas y las soluciones se hacen esperar en medio en medio de una tormenta interminable.

Fernando Vergara

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