La delegación confundió el juego de camisetas y, a minutos de comenzar el encuentro, se dio cuenta de que debía competir con la musculosa blanca cuando el que tenía era el de casacas azules, justo el color que tenían las colombianas.
A causa de este papelón histórico, el jefe de equipo, Hernán Amaya, y la directora de Desarrollo del básquet femenino, Karina Rodríguez, presentaron la renuncia a la Confederación Argentina.
Pese a los intentos por reemplazar el juego de indumentaria (hasta preguntaron si podían jugar con remeras blancas lisas) y también ir a buscar el correcto, que llegó al estadio cerca de las 16.30 de nuestro país, finalmente Panam Sports, la entidad organizadora, les dio el partido por perdido a Las Gigantes, que no cuentan con utilero: derrota 20-0 y adiós a la posibilidad de clasificarse a las semifinales por una medalla.
El horario del partido era a las 13.30 de Perú (15.30 de Argentina). Sin embargo, pareció que nadie advirtió la situación ni siquiera en la entrada en calor, cuando las chicas de Colombia se quitaron sus camperas amarillas y se quedaron con los uniformes azules.
Cuando los encargados de la Selección se anoticiaron del error, no hubo tiempo suficiente para volver a la Villa Panamericana, alejada entre 45 minutos y una hora del estadio Coliseo Eduardo Dibós.
Melisa Gretter, de paso por el básquet brasileño, conversaba con Cristiano Maranho, árbitro nacido en Brasil y juez del partido, para tratar de entender qué posibilidades había de que el partido se jugara. Este le explicó a la figura argentina y a Agostina Burani que la decisión no dependía de ellos.
Al arribo de las camisetas correctas, ya la decisión estaba tomada. Argentina perdió por «negligencia logística» por 20 a 0.
Colombia, a los pocos minutos de que se supiera que el partido se iba a retrasar, reclamó -en su derecho, ya que el tiempo de tolerancia ante este tipo de situaciones es de 15 minutos- que se le diera el encuentro por ganado, lo que finalmente sucedió. También en su derecho, se negó a jugar el partido fuera de hora.
Para las chicas es un golpe durísimo en el medio de una etapa que las tenía en franco crecimiento. Sin ir más lejos, el año pasado habían dado uno de los grandes golpes en la historia del básquet femenino argentino al ganarle a Brasil la final del campeonato Sudamericano.
Ahora las Gigantes, ya sin chances de clasificarse a las semis, jugarán con Islas Vírgenes este jueves a las 12.30 y el viernes disputarán la reclasificación para definir su posición final en los Panamericanos.
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