Fue 2-1 y los de Pusineri volvieron a perder después de ir en ventaja.
Con los suplentes lo perdía, pero Miguel Russo cambió a tiempo, metió a los titulares y dio vuelta el partido en el Libertadores de América para ganarle 2-1 a un Independiente que se refugió atrás después de ponerse en ventaja. Así, Boca se encaminó en el grupo A de la Zona Campeonato y llega entonado a la revancha del miércoles contra Racing por la Copa Libertadores. Y el Rojo de Lucas Pusineri completó cuatro días negros: eliminado de la Sudamericana y en jaque en la Copa Diego Maradona. ¿Le renuevan al Pusi?
Tuvo la iniciativa el equipo B de Russo en la tarde agradable del Libertadores de América, ya con el sol oculto detrás de la garganta del diablo y con las luces del estadio comenzando a despertarse. Pero esa postura de invadir el campo del Rojo con superpoblación de futbolistas para inclinar de entrada la cancha duró solo una decena de minutos.
Y ese tiempito no fue suficiente para tener alguna situación de peligro. Independiente se tomó ese lapso para acomodarse en su terreno. Esperó en la mitad, con Silvio Romero y Andrés Roa como únicos hombres para presionar arriba. Pero de repente, después de que el pibe Alan Velasco quebró la cintura por la izquierda para dejar desorientado a Julio Buffarini y tirar un centro picante que no encontró destino de gol, el local se despabiló.
Se adelantó varios metros Independiente y se dio cuenta de que animándose encontraba espacios ante un Boca desorganizado e impreciso. Con la joya Velasco como el encargado de electrificar los ataques, los locales crecieron y de a poco se fueron olvidando de la desazón de la eliminación copera.
Hasta que una buena conexión terminó con el cabezazo matador del Chino Romero: desde el medio la abrieron para Jonathan Menéndez, a quien Pusineri metió por Federico Martínez para este encuentro, y éste habilitó la subida de Fabricio Bustos, que tiró el centro efectivo para la frente del goleador rojo, que no falló.
El gol terminó de animar al dueño de casa y le metió más la cabeza bajo la tierra a Boca, que no encontraba su juego. Roa, que ingresó en lugar de Pablo Hernández (salió del equipo después de un grosero error en el primer gol de Lanús el jueves pasado), entró en confianza con un par de toques tan fructíferos como estéticos, como el taco de primera que le dio a Velasco. cuando Gastón Ávila cerró de manera salvadora para evitar el segundo gol.
Sin embargo, toda esa seguridad que demostraba en el juego, le desapareció a Roa cuando se plantó adelante de la pelota para patear el penal correctamente cobrado por Mauro Vigliano por un topetazo de Ávila sobre Menéndez. El colombiano definió muy anunciado a un palo y Agustín Rossi le contuvo lo que era el segundo gol.
Una jugada antes había estado la polémica: Mauro Zárate desbordó por la izquierda y cuando soltó el centro la pelota rebotó en Bustos, que fue a atorarlo, y salió disparada hacia el brazo izquierdo de Lucas González. Todo Boca pidió penal, que Vigliano acertó en no cobrar: hubo mano, pero no es sancionable en este caso porque proviene del rebote de un compañero y no existió intención alguna.
Ante la salida de Romero (molestia en un aductor), entró Alan Soñora y Velasco quedó de falso ‘9’. Así, Independiente volvió a ceder el protagonismo y se dedicó a cuidar el resultado durante todo el complemento metido peligrosamente atrás. Así y todo, en un contraataque ideal, Roa la tiró afuera ante la salida rápida de Rossi. Fue como echar a perder otro penal.
Russo movió el banco porque el Rojo lo dejó crecer a su Boca: adentro los titulares Villa, Cardona, Jara y Salvio. Miguelito olfateó sangre y se la jugó en los minutos finales. Y encontró premio. Ya había avisado el debutante Alan Varela (volante central de 19 años) desde afuera. Y el errático Soldano también tuvo lo suyo.
Vigliano no vio una plancha feroz de Villa sobre Bustos que debió ser castigada con tarjeta roja. Y luego el árbitro vio una falta que no fue de Velasco sobre Buffarini. De ese tiro libre, Cardona tiró un gran centro y Soldano le ganó a Lucas Rodríguez en el salto para aprovechar la mala salida de Sebastián Sosa y empatar la noche. No convertía desde febrero. Pero había más.
Cardona iba a regalar la última pincelada en Avellaneda al pinchar el balón desde afuera del área por arriba de Sosa y de todo Independiente, que sufrió su tercera derrota seguida y alargó su dolor.
Nahuel Lanzillotta