El equipo de Córdoba rara vez pasó la media cancha y solamente lo hizo como consecuencia de sus rechazos defensivos. En esa tónica y en el último minuto del partido se encontró con una de las tantas pelotas perdidas por el local y Oyola, desde más allá de la media cancha, miró, probó, tiró y ganó el bingo rifa lobo ante el estupor de una hinchada que no podía creer lo que veía.
Oyola, antes pisar el círculo central, se apresta a convertir el único tanto del partido
Como es lógico, la parcialidad jujeña se fue masticando bronca y resignación, mientras los jugadores y la hinchada cordobesa celebraron una victoria que solo podían conseguir en sueños.
Punto final: no más comentarios… salvo agregar que resulta difícil entender la insistencia del cuerpo técnico con algunos delanteros totalmente improductivos.