El debate se instaló desde las altas esferas del gobierno nacional y se mantiene pese a que las autoridades de la AFA se resisten: ¿pueden cambiar para bien las Sociedades Anónimas Deportivas a los clubes del fútbol argentino?
En esta misión se embarcó el empresario norteamericano Foster Gillett, quien arribó a la Argentina en los últimos días y se interioriza de lo que puede llegar a ser territorio fértil para un escenario que ya conoce a nivel internacional: las inversiones en los deportes.
Entre sus experiencias principales figuran el NASCAR (automovilismo), un equipo canadiense de hockey sobre hielo y el Liverpool de Inglaterra, donde integró parte del directorio desde 2010 hasta 2020, justo luego de los tres años en los que su padre, George, de quien heredó su pasión por los deportes y la vocación empresarial, desandara su camino con el equipo inglés.
En nuestro país todavía no cuenta con favoritos ni da pistas sobre los clubes que tiene en la mira. Ni siquiera se anima a decir si simpatiza por algún equipo y se limita a asegurar que siente admiración por todos, por la pasión de sus hinchas en general, pese a que uno de los hombres que lo acompañan trata de inducirlo a que responda Boca. En una entrevista exclusiva con Infobae, Gillett repasó puntos claves de su proyecto de inversión en el fútbol argentino.
—Para los hinchas argentinos que no lo conocen, ¿quién es Foster Gillett?
—Vengo de una familia de empresarios deportivos de más de 60 años. Recientemente estuve involucrado con los Montreal Canadiens de la Liga Nacional de Hockey y con el Liverpool en Inglaterra. Y así tanto las divisiones de entretenimiento como las fundaciones en cada uno de esos escenarios. Entonces, una descripción general es que somos una familia que ama los deportes y creemos en el espíritu de esta combinación entre deportes, comunidad y todo lo que eso puede aportar.
—¿Cuál fue el lazo que lo unió a Argentina? ¿Por qué se decidió a explorar nuestro país?
—Tuve interés por el fútbol argentino durante toda mi vida. Simplemente la pasión y el entorno increíble de la cultura del deporte y lo que significa para los jugadores, los aficionados, la comunidad, la selección nacional y y así sucesivamente. Mi primera experiencia fue en Liverpool con Javier Mascherano, que mostró tal compromiso con la causa que me llamó la atención sobre lo que significa ser un futbolista argentino. Un guerrero a través de su increíble mentalidad. Siempre recuerdo cómo en Anfield Javier jugaba y los fanáticos coreaban su nombre. Y entonces él corría, peleaba, empujaba y jugaba.
—Incursionó en hockey sobre hielo, automovilismo y fútbol: ¿tiene alguna disciplina favorita o le gustan los deportes en general?
—Amo todos los deportes. De todos los deportes en los que he invertido, el único que practiqué fue el fútbol. Sí. En mi comunidad hay esquí y fútbol, y el fútbol se utiliza para entrenar para esquiar. Entonces los dos se mezclan a una edad muy temprana. Estos fueron los dos deportes que teníamos a disposición mientras crecíamos. Y crecimos idolatrando a la selección holandesa. Nuestro instituto juega de naranja y apostamos por el fútbol total.
—¿Cuáles son las intenciones definidas de su visita a la Argentina?
—La razón principal por la que estamos aquí es por este nuevo espíritu de permitir a las empresas y a las personas la libertad de elección. Esto ha creado una oportunidad. Creo que tengo un mensaje de que en el entorno adecuado se puede crear y construir a partir de lo que ya está aquí. Por eso estoy emocionado de presentar mi proyecto y ver si podemos encontrar el entorno adecuado donde se adopten los conceptos.
—¿Está al tanto de la puja entre la AFA y el gobierno nacional por el arribo de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) en el fútbol argentino?
—Bueno, somos conscientes de que hay diferentes opiniones. Todo el mundo tiene derecho a tener su mirada y siempre habrá oposición a cualquier plan. Esperamos prevalecer y permitir que la empresa tome un camino, si así lo eligen. Creo en el derecho a la libre elección. Y así espero presentarlo este año.
—¿Cuáles fueron las virtudes y defectos de su gestión al frente del Liverpool de Inglaterra?
—Bueno, he tenido mucha, mucha suerte de trabajar con mi padre en un negocio familiar y aprender que Liverpool fue para mí vivir allí y trabajar allí todos los días, tal vez una experiencia diferente a la de mi padre. Y así aprendí cómo se prepara un equipo de nivel de Premier League y lo que significa para niños, hombres y mujeres de todas las edades estar involucrados en un club como ese. Aprendí muchísimo y, como en cualquier proceso de aprendizaje, hay errores y aciertos. Creo que muchas veces aprendes más de tus errores que de tus éxitos. Por eso diría que estoy preparado para aprovechar esta oportunidad y comprender cómo puede desarrollarse aquí.
—¿Por qué está convencido de que Argentina puede ser una buena plaza para invertir en clubes teniendo como referencia en la región a Brasil, donde hay mucho flujo de dinero, y Chile, donde algunos creen que no fue tan exitoso el desembarco de las SAD?
—También existe en Uruguay, Paraguay… Creo que podemos señalar a personas que tienen éxito o no en cualquier empresa del mundo. Creo en mí mismo y en el equipo que me rodea. Y creo que lo lograremos. Prevaleceremos. Se trata de mejorar el entorno actual. Creo que el fútbol mundial se está aprovechando del modelo argentino hasta la fecha y los jugadores de calidad se van antes de lo debido a precios que están por debajo de lo que debería generar el club. Es algo en lo que me gustaría trabajar. Un jugador estrella del fútbol argentino se puede vender en una cifra menor a la real y hoy la gente ve sólo ese precio. A los hinchas les roban o se los llevan antes de tiempo y les impiden disfrutarlo. El jugador no crece en la cultura y entorno donde se ha criado, por lo tanto, creo que en el entorno adecuado puede direccionarse a la selección argentina y luego sí llegar a Europa. Las transferencias deberían basarse en su valor de mercado actual, no en su potencial. El potencial debería mostrarse antes de que pase al siguiente nivel con una venta. Creo que los jugadores están convencidos del potencial y que el sistema necesita ser corregido. Estamos aquí para hacerlo. Con la infraestructura y la perspectiva empresarial, puede ser así. La calidad de juego, y la pasión que tienen los hinchas, es inmejorable. Por eso, cuando miro los partidos, digo ‘cielos, puedo traer a la mesa algunos de estos conceptos para mejorarlo’.
—¿Cuáles son los puntos que abordará si invierte en Argentina? El aspecto deportivo, el mercado de pases, las divisiones inferiores, la infraestructura, el crecimiento del equipo a nivel internacional…
—Todos los puntos que mencionas. Lo más importante es identificar lo que cada club en particular podría necesitar. Y luego encontrar la combinación correcta que cree una recta ascendente para los fanáticos y la comunidad. Lo que tratamos de hacer es mejorar lo que hay aquí, no dañarlo, dar un paso atrás o tomar el control. Se trata de la oportunidad de decir que si tenemos un talento único en la generación de jugadores jóvenes, la privatización puede ser útil para el crecimiento y fomento del talento dentro de un período más largo y sin la necesidad de vender por vender anualmente para equilibrar las cuentas. Buscar potenciar y conseguir resultados en un período de tiempo más largo.
—¿Vendrá gente a trabajar desde afuera con usted o buscará cuerpos técnicos, líderes de divisiones inferiores y otras facetas de un club dentro de Argentina?
—En términos generales, nuestra familia no reemplaza a la gerencia. Intenta mejorar la gestión. Entonces, en general, estamos invirtiendo en personas. Les permitiremos hacer lo que el equipo necesita para salir victorioso y lograremos los ingresos y todo lo demás que necesitemos para que ese proyecto sea sostenible. Ese es nuestro trabajo. Es trabajo de un director deportivo decir que tenemos talentos únicos. Necesitamos un jugador X o un jugador Y para que todo funcione. Si ese es el caso, si estamos aquí en Argentina y estamos compitiendo por un campeonato y necesitamos un jugador de cualquier lugar, y el director deportivo dice que necesitamos al jugador, lo conseguiremos. Si es de Argentina, maravilloso. Si es del extranjero, maravilloso. Pero creo que gran parte de esto se debe a la salida de jugadores locales. Por eso digo que intentemos retener a nuestros jugadores argentinos por más tiempo y luego mejoremos. La idea es hacer crecer e identificar el talento aquí y en cualquier otro lugar que consideremos adecuado. Se trata de ganar dentro y fuera del campo, en la comunidad, con los fanáticos.
—¿Le gusta el formato de competición de la Liga Profesional con 28 equipos (y la idea de subirlo a 30)?
—Es un modelo que ha funcionado durante muchos, muchos años, y creo en la democracia. Y los clubes se reúnen y deciden bajo qué reglas y regulaciones actúan y luego dejan que gane el mejor equipo. Entonces, cualquiera sea el formato, cualquiera sea la estructura, uno se adentra en ella y trata de hacer lo mejor que puede. Sin importar cómo se desarrolle, sea cual sea el formato, sea cual sea la temporada de la liga, como sea que esté diseñado, siempre debes esforzarte por competir al más alto nivel posible dentro de esa estructura determinada. Y ninguna queja. Tú simplemente haces lo que es tu trabajo.
—En caso que se decida a invertir en un club argentino, ¿apuntará a uno de los denominados grandes, alguno de menor calibre o uno del Ascenso?
—Lo que buscamos es un club que nos permita demostrar nuestra valía. Siempre habrá algún nivel de oposición. Siempre habrá críticas. Lo que estamos buscando es la oportunidad adecuada en algún club que esté dispuesto y nosotros creamos firmemente que podemos transmitir el mensaje a nuestros fanáticos. Queremos aprovechar esta oportunidad. Cuando veamos la oportunidad, decidiremos.
—¿Cuál es la duración de un buen proyecto de inversión en un club ideal? ¿Existe un parámetro determinado o si el proceso es exitoso no tendrá límite de tiempo?
—Bueno, cualquier proyecto lleva tiempo. Formar un equipo que compita en el campo puede realizarse más rápidamente. El proceso de crear un entorno en el que el éxito del negocio sea inherente y menos dependiente, tal vez del éxito año tras año, lleva tiempo. Entonces, la esperanza, obviamente, es tener una mejora bastante rápida en la calidad de juego de cualquier equipo en el que estemos involucrados para mantener esa calidad a medida que hacemos crecer la infraestructura y el negocio hasta el punto en que estos dos se perpetúen juntos a un alto nivel.
—¿Está preparado para recibir insultos y cánticos si la cosa no marcha bien? El hincha argentino es muy pasional y crítico en ese sentido…
—La crítica es inherente al fútbol. Cualquiera que piense que todo son rosas y sonrisas, creo que no entiende el negocio. Acepto las críticas, las entiendo, trato de aprender de la voz de la oposición y trabajo para resolver los problemas, pero cualquiera que quiera participar en un foro público tiene que estar preparado para un cierto nivel de crítica. Y luego se trata más de cómo internalizas la crítica. A mí me encantaría tener la oportunidad de ser visible, de ser visto. No quiero esconderme, pero como queremos crear una cultura en la que alentar sea tan aceptable como el descontento o expresar su descontento, la gente es libre de alentar o abuchear. Y eso es justo en este juego. Eso es normal para el curso.
—¿Qué mensaje le daría al hincha argentino que es reticente a la idea de aprobar la llegada de la SAD a su club?
—El mensaje para los hinchas es que hagan el 100% de su trabajo. Vienen y alientan a su equipo con pasión al más alto nivel. Lo que nos gustaría hacer es cumplir con su nivel de expectativas desde una perspectiva empresarial. Nuestro trabajo es mejorar el negocio, el entorno de aprendizaje para crear un proceso de desarrollo constante para tener los recursos para atraer jugadores de calidad del exterior, así como no tener presión externa sobre nosotros cuando elegimos vender. Mi mensaje a los aficionados es que se trata de mejorar lo que ya tienen, que creo que los argentinos crean una de las mejores atmósferas del mundo para el fútbol, y algunos de los mejores jugadores del mundo. Viene de generación en generación. Me entusiasma y elegí estar aquí porque creo que puedo ayudar a profesionalizar todos los demás aspectos del club, algo de lo que tal vez un aficionado no tenga control. Los hinchas de los clubes asisten, alientan, hacen su trabajo, y deben esperar que la gente en el lado comercial y deportivo los iguale.
Por
Federico Cristofanelli