Casi tres años. Ese tiempo se consumió desde que Claudio Tapia, entonces flamante presidente de la AFA, anunció la implementación del VAR.
Recién en la quinta fecha de la Copa de la Liga, cuyo punto de partida será este jueves, comenzará a funcionar el sistema de apoyo tecnológico para los árbitros. A partir del 4 de marzo, de no mediar problemas, el fútbol argentino se aggiornará a la modernización que desde hace un tiempo rige en los grandes campeonatos del mundo y en gran parte del continente. Se operará desde el edificio “inteligente” que se está terminando de construir en el predio de la entidad en Ezeiza y que tuvo un costo de 8 millones de dólares.
Eso sí, como todo lo que sucede en nuestro país, y el fútbol no es una excepción, hubo una larga historia de discusiones políticas y económicas hasta llegar a esta definición. Un backstage cargado de burocracia, desconfianza y una disputa de intereses. Y hay un tema que está terminando de definirse: quién se hará cargo de un servicio que tiene un costo de 350 millones de pesos anuales. Sin imputar en los gastos, claro, el incremento de los recursos humanos, más árbitros, más salarios. En total, el VAR demandaría una inversión de 500 millones de pesos sólo en 2022.
Federico Beligoy, director de Formación Arbitral, mencionó la semana pasada a la cuarta fecha para el debut del VAR. No obstante, los dirigentes no creen llegar a tiempo. Y todo indica que será en la jornada siguiente. No es casual que el hombre que conduce los destinos del arbitraje haya salido a hablar. A fin de cuentas, responde a Tapia.
Pero los presidentes de los clubes, nucleados en la Liga, tienen dudas. “Dicen que se va a hacer cargo la AFA, pero es lo mismo que lo pagáramos nosotros. ¿O de dónde creen que salen los fondos para pagarle a los árbitros?”, repiten a coro.
La Liga le transfiere dinero a la AFA, que a su vez les paga los sueldos a los referís. La cuestión, entonces, pasa por generar recursos genuinos para solventar el VAR. En ese sentido, se está trabajando en un sponsor que aporte parte del dinero para afrontar los costos. Cada partido demandaría una erogación de 500 mil pesos. Con 14 duelos por jornada, habrá que destinar 7 millones cada fin de semana. Con 50 fechas por delante -entre la Copa y el torneo que comenzará en junio- se necesitan 350 millones.
A este número hay que sumar que habrá tres referís adicionales en la cabina VOR (Video Office Room, tal es su sigla en inglés), que cobrarán el 70% de lo que perciben los jueces de campo. Y desde hace tiempo hay reclamos salariales que está llevando adelante el SADRA.
“Hay un atraso en los sueldos del 70 por ciento en el período 2017-2021. El fútbol argentino se convirtió en un coto de 20 árbitros internacionales que ganan muy bien y otros 600 que cobran miserias”, le dijo Guillermo Marconi, secretario del sindicato a Clarín. Este frente de tormenta que incluye la discusión paritaria también incrementa los costos.
La empresa Reftel S.A., que provee los intercomunicadores para los árbitros, en sociedad con la belga Simply Live, ganó la licitación como proveedora del soporte técnico. Los equipos ya están amortizados, por más que todavía no hayan empezado a funcionar de manera oficial. Se adquirieron a principio de 2019 por 1.500.000 dólares. Las imágenes serán tomadas de la señal de la televisión, que tiene ocho cámaras –como mínimo- en cada partido.
Se capacitaron 50 referís que trabajaron offline. Los jueces de la cabina escuchaban a sus colegas en partidos del Ascenso, Reserva, fútbol femenino o Inferiores utilizados como prueba. No había interacción, ya que los referís que estaban en la cancha no tenían comunicación con los del VAR. No obstante, les daban referencias desde el césped: “Posible mano sancionable”, “posible penal”, “posible fuera de juego”. Y se estudiaban las imágenes en sus diversos ángulos.
El VAR funcionará en el que por ahora es un elefante blanco de 1.200 metros cuadrados erguido en Ezeiza. Según los pronósticos más optimistas, para marzo estaría terminado. Allí se instalarán 8 cabinas VOR. Será todo centralizado, como en la Liga de España, que tiene oficinas en el predio de Las Rozas, o en la Conmebol, que posee su Centro de Entrenamiento Arbitral,desde donde opera el sistema que apoya tecnológicamente a los jueces de todo el continente.
Una de las dificultades era el tendido del cableado y la fibra óptica. Según el relevamiento de Clarín, sólo el estadio de Patronato tendría algún problema de conectividad. En ese caso, se utilizará un camión de exteriores. En el resto de las canchas, Telecom y Telefónica se ocuparon del acondicionamiento técnico.
Habrá VAR en la Argentina, pero la polémica continuará, por supuesto. En definitiva, hay seres humanos detrás de la tecnología. Y jugadas de interpretación para seguir discutiendo largo y tendido en el bar.