El «Pipa» Benedetto y su pasado en Gimnasia y Esgrima de Jujuy

El Darío Benedetto de la B Nacional: los 6 meses en Jujuy que «le devolvieron» los goles y lo condujeron a su gran presente en Boca.

Antes de explotar en Arsenal, el «Pipa» debió hacerse de abajo en la segunda categoría del fútbol argentino, donde le costó imponerse. Hasta que se cruzó con Francisco Ferraro en el «Lobo» del Norte. Y brotaron los gritos.

Por Pablo Antonio Cavallero

«Cuando arranqué en Primera, sea en Arsenal o en Defensa, no tenía continuidad. Jugaba un partido, y, si no la metía, estaba afuera y se probaba con otro».

Sí, el que narraba sus peripecias en sus inicios en la elite o en la B Nacional en una entrevista con la revista El Gráfico es el mismo de los goles decisivos de Boca ante Palmeiras para que su equipo sueñe con la Copa Libertadores, el que con un récord envidiable (38 goles en 52 partidos, un promedio de 0.73 conquistas por encuentro) le levanta la guardia desde los números a un ídolo del Xeneize como Martín Palermo.

Porque para ser este Darío Benedetto, el Pipa debió construirse en la adversidad. En las oportunidades raleadas luego de debutar en el Viaducto, en la experiencia en la segunda categoría del fútbol argentino que amenazó con «tragárselo» cuando los goles no asomaban.

Porque el punta, de 28 años, fue cedido en sus inicios a Defensa y Justicia, que entonces jugaba en la Primera B Nacional, para que consiguiera la acción que no obtenía en Sarandí. Pero a pesar de su tenacidad, el arco no se abría ante su seducción. En 1030 minutos diseminados en 23 partidos con la casaca del Halcón, Benedetto gritó… dos goles. Una cosecha pobre, lejos de las luces que hoy, imantadas, siguen sus movimientos en Boca.

Así resultaba difícil un retorno de puertas abiertas en Arsenal, la chance del ansiado salto por el que había retornado al fútbol luego del doloroso suceso en el que perdió a su mamá cuando tenía 12 años; conseguir erigirse como el goleador por el que había relegado su participación en la banda de cumbia Los del Pato.

«En Jujuy, Pancho Ferraro me aguantó».

He ahí la clave de la transformación. Una aventura en el Norte, allá por 2011. Un nombre: Francisco Ferraro. El ex director técnico campeón con la Selección Sub 20 en el Mundial de Holanda 2005 (con un Lionel Messi que comenzó como suplente y terminó siendo la figura) regresó a Gimnasia de aquella provincia, club en el que había dejado huella. Y necesitaba refuerzos. «Un delantero y un volante», subraya como si la secuencia ocurriese en la actualidad, ante la consulta de Infobae.

«Me llamó dirigente y me dijo: ‘Un nombre que puede venir es Benedetto, el de Defensa y Arsenal’. Consulté con gente amigo y me lo recomendó. Así que le respondí que sí, que lo trajera. Llegaron él y Fernando Lorefice, a quien había tenido en las Inferiores de Independiente», detalla Pancho la génesis del Benedetto artillero que hoy disfruta el mundo Boca.

«Cuando llegué, él les preguntaba a los jugadores en qué posición les gustaba jugar. ‘De 9, pero necesito que me banque más de dos partidos, que me dé confianza’, le pedí. No me lo olvido más: me puso cara como que era difícil. Pero el tipo me respaldó y se me abrió el arco», explicó el Pipa el empujón. Los resultados fueron concluyentes.

«Hicimos un torneo muy bueno. Él comienza como titular recién en el tercer partido; primero perdimos con la CAI de Comodoro Rivadavia, después con Ferro, y en el tercer partido, contra Deportivo Merlo, agarra la titularidad. Y anduvo muy bien; hizo goles hermosos, de media distancia, de cabeza, tenía 21 años y entró muy bien en el plantel», describe Ferraro. «Se entrenaba muy bien. Hablaba mucho con él, porque le veía muchas condiciones. Como Gimnasia de Jujuy no lo iba a comprar, le decía que se cuidara, que iba a volver a Arsenal, en Primera, y le veía mucho futuro. Creía que estaba para grandes cosas, para dar un salto muy grande, por visión del arco», agregó el DT, quien observó lo que Benedetto es hoy, pero en el momento en el que recién empezaba a confiar en sus condiciones.

«En esos seis meses nos dio mucho (11 goles en 19 partidos). Es una gran satisfacción seguir su carrera. A lo largo del tiempo siempre hubo un llamado telefónico; me ha llamado desde México para el Día del Padre. He ido a verlo en alguna práctica de Boca, lo mismo que a Mauro Zárate, al que he tratado en las selecciones juveniles», da indicios de la proximidad de la relación, en la que incluso llegó a oficiar de celestino. «Yo quería que siguiera con su novia. En esa época estaba en pareja con una chica que viajaba seguido desde Buenos Aires Jujuy a verlo. Y se terminó casando, formando una familia», también se siente orgulloso Ferraro de su influencia en el aspecto personal.

«Se merece todo lo que le pasa», cierra Pancho su intervención. «Lo que le pasa» es una final de Libertadores, nada menos que ante River. Un horizonte impensado cuando aceptó mudarse a Jujuy para encontrar los goles que lo catapultaran a la carrera que había soñado.

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