El enfrentamiento contra Banfield marcó un retroceso para River. Otro más, si se suma la pobre actuación en Tucumán. Este paso atrás podría quedar en el olvido en apenas una semana si el CARP vence a su clásico rival por tercera vez consecutiva.
Sin embargo, hay aspectos del empate 1 a 1 contra el Taladro que podrían tener repercusiones hacia adelante en un semestre en el que River iniciará su participación en la Copa Libertadores: sin Borja, faltan recursos para convertir.
Con una estrategia arriesgada en el último mercado de pases para no fichar delanteros que hicieran sombra a Colibrí, ahora Demichelis tendrá que encontrar la manera de generar oportunidades de gol sin goleadores. Y probablemente tendrá que hacerlo en el partido más importante de este inicio de año: con un Colidio que puede ocupar esa posición pero que claramente no parece cómodo como referencia, y con un Ruberto que no debería cargar con una responsabilidad tan grande a estas alturas de su vida y carrera, la falta de goles se convierte en el principal problema para el entrenador en las próximas horas. Este domingo no se resolvió esa situación.
Colidio estuvo demasiado aislado en la parte de arriba tanto en la presión como en la búsqueda de espacios, lo que hizo que River fuera predecible durante casi todo el partido. Aunque los cambios de Demichelis y el empuje más que las ideas, lograron destacar a un Marcelo Barovero que parecía destinado a brillar en su regreso al Monumental y en su cumpleaños número 40: la última media hora del partido, en el que casi no tuvo trabajo, se convirtió en un espectáculo de Trapito, con atajadas que seguramente hicieron recordar a más de uno de los 85,000 hinchas que llenaron el Monumental escenas gloriosas de la década pasada.
La falta de definición no fue el único problema que enfrentó River frente a un Banfield que se mostró ordenado para neutralizarlo durante casi todo el partido: la dupla Aliendro-Fonseca en el mediocampo todavía no funciona ni como generador de juego ni como contención, y en ese sentido, resultó llamativo que Rodrigo Villagra no tuviera minutos que podrían haber ofrecido al técnico una opción valiosa y con más experiencia para el once inicial del superclásico.
Con un Nacho Fernández menos preciso que en el buen comienzo de año y un Barco que a menudo erró en sus decisiones, tampoco fue Franco Mastantuono esta vez la clave del equipo para abrir el juego frente a un Banfield que se plantó en momentos con diez jugadores detrás de la línea de la pelota. No obstante, no se le puede achacar todo a este joven de Azul; su valentía es comprensible, pero su desarrollo tampoco debería ser forzado a los 16 años. En ese sentido, Echeverri entró bien y sumó puntos para jugar contra Boca, al igual que Sant’Anna, quien demostró que está dispuesto y tiene las habilidades necesarias para ganarse el puesto de lateral derecho en la competencia con Herrera.
¿Dónde está el gol? El gol finalmente llegó con la cabeza de Solari para igualar un partido que River nunca supo desbloquear, pero que tampoco merecía perder por una desatención que llevó al gol de Galván. Por lo demás, el análisis quedará suspendido hasta el próximo fin de semana: «El domingo cueste lo que cueste», retumbó en el Monumental. Y para River, este domingo realmente le costó mucho. Contra Boca, será una historia aparte.