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El drama del Bosque de La Plata: un hincha muerto y centenares de heridos

Nuevamente las imágenes arremeten para que los acertijos se multipliquen. Lo informativo: Gimnasia-Boca se suspendió a los 9 minutos del primer tiempo por falta de garantías tras una violenta represión de la Policía bonaerense.

Por: Maximiliano Uria

Fue contra miles de hinchas del elenco local que buscaban ingresar al estadio cuando ya se habían cerrado las puertas. Y el saldo era de un muerto, un ñino que perdió la vista y varios heridos. Se hablaba de más de una decena.

Somos esto, por mucho que nos duela. El organismo encargado de brindar la seguridad no tiene la capacidad para hacerlo y reparte gases lacrimógenos y balas indiscriminadamente, sin importar que por delante haya niños o adultos mayores. A la Policía también le falta mucha educación. La supuesta prevención que ofrecen se transforma en provocación y el caos se torna inevitable.

Conviene repudiar con fuerza la represión policial porque lleva a lugares oscuros. Siempre repudiar. Pero además hay que señalar a los dirigentes de Gimnasia, que, según denunciaron los propios socios, vendieron entradas de más y por eso se produjo el colapso en los ingresos. La gente tampoco debería reaccionar y se prendió en la lucha con golpes y piedras. El gas se expandió por el aire y se metió al estadio. La cancha de Gimnasia, al igual que la del resto de la de los clubes, no está preparada para evacuar de una manera apropiada y miles y miles quedaron atrapados bajo los efectos del gas. Los niños lloraron, los padres desesperaron. Mientras los tiros sonaban, la voz del estadio anunciaba a los chicos perdidos. Eso somos, se dijo.

Ir a un estadio de fútbol es, desde hace años, un lugar hostil. ¿Es razonable ir a la canchas con niños de 5 años? ¿Es justo hacerlos pasar por este tipo de situaciones? ¿En virtud de qué sentimiento?

Lo que se vivió en La Plata se vivió pocas veces en el fútbol argentino. Tal vez nunca. Con el partido ya empezado, miles de hinchas de Gimnasia se quedaron afuera de la popular local, la que da al Bosque sobre calle 60, porque estaba colapsada. Los hinchas intentaron entrar por la fuerza. Y la Policía se despachó con una lluvia de balas y gases.

Todo se agravó cuando el gas, producto del viento, se metió a la cancha. Hugo Ibarra fue uno de los primeros en correr hasta la mitad de la cancha para pedirle al árbitro Hernán Mastrángelo que detenga el juego. Rápido, los jugadores de Gimnasia y de Boca se metieron en los vestuarios porque respirar era imposible. Los hinchas que estaban en la Platea Néstor Basile huyeron como pudieron.

Pero el caos se apoderó de todos en la popular local porque nadie pudo salir: se quedaron atrapados y sin oxigeno porque debajo de esa tribuna la policía no paraba de reprimir y sumar gases. Algunos afortunados pudieron saltar al campo de juego y escapar. Otros intentaron echarse aire en la cara ventilando sus remeras. Pudo haberse producido una estampida con daños dolorosos.

“Mi hijo de dos años y seis meses no podía respirar”. Con esa crudeza, Leonardo Morales, futbolista de Gimnasia de La Plata, relató los momentos posteriores al caos. “Fue una desesperación total, estamos preocupados por la gente. Es una locura, íbamos a jugar un partido de fútbol y lo convirtieron en esto. Hubo familiares nuestros que casi se mueren”, amplió al zaguero.

“Lamentablemente tenemos que informar que una persona falleció por una afección cardíaca. Está confirmado. Murió antes de llegar al hospital”, aseguró cerca de la medianoche el ministro de Seguridad de Buenos Aires, Sergio Berni. Y sumó: “La muerte se podría haber evitado. Vamos a investigar todo lo sucedido. Si algún policía le tiró con balas de gomas a la gente, deberá responder en la justicia”.

“¿Qué puedo hacer yo si 5000 personas entran y hay 100 que tienen su entrada y no pueden entrar? Hace un montón de partidos pasa esto de entradas para no socios, no está prohibido eso. Puede haber habido gente sin entradas, pero no podemos saber eso”, se defendió Gabriel Pellegrino, presidente de Gimnasia.

Y agregó: “Tenemos para mostrar es que el estadio estaba habilitado para 30 mil personas, se vendieron 3.200 de 3.500 entradas que podíamos vender. Es mentira que sobrevendimos entradas, tenemos la planilla, tenemos las que sobraron, está super controlado. 3.254 entradas se vendieron sobre 4.300 entradas que mandaron. La Policía determina cuánto se puede vender”.

El fútbol argentino agregó un muerto más a una lista que no debería existir. Fue una noche de tragedia, represión policial y dolor. Sobre el final de la noche, pasada la medianoche, Berni acusaba a los dirigentes de Gimnasia y al mundo del fútbol de la barbarie, mientras que Pellegrino aseguraba que las responsabilidad era exclusiva de los organismo de seguridad. Al mismo tiempo, un par de niños seguían buscando a sus padres.

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