El tenista danés discutió acaloradamente con el juez de silla ante la sonrisa del serbio, a quien dejó afuera en cuartos de final
“Sos un chiste, man”. Indignado como pocas veces, Holger Rune arremetía contra el umpire, Mohamed Lahyani, que lo observaba impávido. El danés, de 20 años, una de las grandes estrellas emergentes del circuito, no detenía su verborrágico atropello a la autoridad pese a las recomendaciones de su entrenador, que asomado al court le pedía calma. Fue un momento de extrema tensión vivido en la cancha central del Masters 1000 de Roma, en el encuentro de cuartos de final en el que consiguió un resonante triunfo ante el número 1 del mundo, Novak Djokovic, por 6-2, 4-6 y 6-2.
Todo se desencadenó en el segundo set (el primero había sido ganado por Rune 6-2). El encuentro estaba 3-2 para Djokovic y el danés sacaba para ganar el sexto juego. El serbio pegó a fondo y el envío pareció largo. Pero el juez de silla le dio el punto perdido al 7 del mundo. Entonces Rune pidió una rectificación. Lahyani bajó, fue a ver el pique, pero igualmente no cambió su decisión. Las imágenes posteriores mostraron que Rune tenía razón: el tiro de Djokovic había picado fuera de los límites. La discusión se prolongó durante un minuto. Lahyani señaló un pique que no era, y ahí el danés se tomó la cabeza y comenzó el intercambio bajo un coro de silbidos y abucheos por parte del público.
El tenista danés perdió el game y empezó a los gritos contra el juez. “Sos una broma, man”, le gritó Rune a Lahyani. Esto provocó que se acercara Patrick Mouratoglou, entrenador del número 7 del mundo, que asomado hacia el court le pedía calma a su pupilo. Pero Rune lo observó y siguió con sus exclamaciones: “Este umpire siempre me hace quedar como el malo”.
“Escúchame”, le dijo a Lahyani. “Te he tenido tres o cuatro veces y fallas cada vez que juegas”. Rune se refirió entonces a su final de Basilea contra Felix Auger-Aliassime, que perdió en octubre, y a uno de sus recientes partidos en Madrid. Mientras las palabras del danés subían de tono y entremezclaba algún que otro insulto al aire, del otro lado Novak Djokovic asistía incrédulo al ataque de furia de su rival. El número 1 del mundo solo atinó a sonreír y a buscar complicidad con la mirada hacia la platea.
Rune tenía razón
Es el segundo triunfo seguido de Rune sobre Djokovic en un historial que ahora lleva tres enfrentamientos. La primera vez, en el US Open de 2021, el serbio se impuso en cuatro sets. Al año siguiente, el danés le ganó la final del Masters 1000 de París. Este miércoles, en Roma, el jugador que está sorprendiendo al mundo inclinó la balanza en su favor. Ahora, espera por el ganador del encuentro entre el argentino Francisco Cerúndolo y el noruego Casper Ruud, que se medirán en la tarde (hora de Argentina) de este miércoles.
Para Rune, el límite es el cielo
En junio de 2019, con 16, ganó el trofeo de Roland Garros junior. Y en octubre de esa temporada alcanzó el número 1 del ranking para menores de 18 años. Rune, primero, fue admirador de Rafael Nadal. Tenía posters del español pegados en toda su habitación. Pero luego se transformó, definitivamente, en un “fan de Federer”. Cumplió el sueño de relacionarse con el helvético en noviembre de 2019, cuando el danés fue invitado como sparring al torneo de Maestros, el ATP Finals, por entonces en el O2 Arena de Londres.
Rune disputó su primer partido en un cuadro principal de ATP el 2 de marzo de 2021, en el Argentina Open. Fue en la cancha 2 del Buenos Aires Lawn Tennis Club, ante el español Albert Ramos Viñolas, que triunfó por 2–6, 6–4 y 6–3. El nórdico tenía 17 años, era 406° del ranking y para jugar el certamen porteño fue beneficiado con un wild card, acción que en ese momento generó polémica porque no se favoreció a un local (la compañía propietaria del torneo argentino también representaba al jugador europeo). Sólo siete días después de su debut en el circuito, Rune logró su primer éxito en el ATP Tour: frente al argentino Sebastián Báez (6–3 y 6–2), por la ronda inicial de Santiago de Chile.
Con Federer retirado, Nadal sufriendo por las lesiones y Djokovic inestable, Rune, junto con el español Carlitos Alcaraz (2°; 20 años) y el italiano Jannik Sinner (8°; 21), representan el relevo en la cima del tenis que tanto se retrasó. Es un nuevo niño maravilla, como Alcaraz, pero más alborotador, con menos filtro y algo de petulancia. Ya discutió con rivales dentro del court y, también, tuvo cruces picantes con el público, como hace unos días en Madrid, cuando borró con el pie –en el polvo de ladrillo– un pique dudoso de un rival local (Alejandro Davidovich Fokina) y los espectadores lo abuchearon. Hoy, en Roma, la historia se repitió.