Diego Schwartzman ganó una semifinal dramática y definirá ante Djokovic

Diego Schwartzman firmó otra gran victoria en el Masters 1,000 de Roma y se metió por primera vez en la final de un certamen de esta categoría.

Después de su emocionante triunfo del sábado ante Rafael Nadal, el argentino, octavo favorito, venció en semifinales por 6-4, 5-7 y 7-6 (7-4) al canadiense Denis Shapovalov, en un partido durísimo que duró tres horas y 15 minutos. Este lunes, no antes de las 12 de nuestro país, enfrentará en el partido por el título al serbio Novak Djokovic, número uno del mundo.

En un estadio que volvió a abrir sus puertas al público -se habilitaron 1.000 butacas para las dos semis, Schwartzman sacó ventaja muy rápido en el partido. Porque Shapovalov arrancó flojísimo con su saque -no metió sus tres primeros servicios y perdió los tres primeros puntos que jugó con el segundo- y prácticamente le regaló un quiebre en el segundo game al argentino, quien luego confirmó y marcó el 3-0.

Sólido con su derecha, preciso con sus tiros y muy metido en el partido, el Peque, 15° del ranking, impuso el ritmo ante un rival errático, con muchos altibajos y con demasiados problemas con su saque. Así, pudo cuidar esa diferencia inicial para adelantarse 5-3.

Pero no pudo cerrar el parcial en el siguiente game. Porque el canadiense, 14° del mundo, fue de menor a mayor; jugó más seguro con su servicio y más suelto en el cierre del set y consiguió un break para descontar 4-5.

Schwartzman no acusó el golpe y no se desconcentró. Y en un décimo game muy peleado, pudo sellar el 6-4 con un nuevo quiebre y llevarse el primer capítulo.

El segundo parcial arrancó muy parejo. Schwartzman siguió jugando en un buen nivel, sólido desde el fondo de la cancha pero también cuando le tocó subir a la red. Y Shapovalov ya no mostró tantas dudas ni cometió tantos errores como al principio. Así, no se sacaron ventajas en los primeros cuatro games.

En el quinto juego, el más flojo del Peque en el partido con su servicio, el canadiense aprovechó un par de errores del argentino y concretó un quiebre, que le dio una ventaja de 3-2.

El break terminó de «despertar» a Shapovalov y entonces se armó un partido muy entretenido, con algunos lindos peloteos y buenos puntos. Confiado, el norteamericano se adelantó en la cancha, empezó a presionar más en la red y complicó bastante al argentino con una derecha que funcionó cada vez mejor.

Schwartzman siguió muy prendido y, a pesar de algunos errores por los que tuvo que levantar un doble break point en el séptimo game para el 3-4, no dejó que su rival se alejara más en el marcador. Y cuando el canadiense sacaba para el set, 5-4 arriba, concretó un nuevo quiebre e igualó 5-5.

Shapovalov respondió con otro break para adelantarse 6-5 en un peleado game de servicio del Peque, que cometió un par de errores y los pagó caro. Y en la segunda chance que tuvo, el canadiense no perdonó. Tuvo que trabajar, porque el Peque le dio pelea en un 12° game parejísimo, pero terminó cerrando el set por 7-5 y llevando la definición a un tercer capítulo.

Shapovalov pidió la atención del médico antes del inicio del set final, por una molestia en el isquiotibial derecho. Pero volvió muy fresco a la cancha. Y con Schwartzman también muy metido en el match, se armó un partido muy parejo.

El argentino se llevó el primer game con su saque sin problemas y tuvo tres chances de quiebre en el segundo, en el que hubo varios puntos muy entretenidos. Pero no pudo concretar el break porque el canadiense jugó muy bien los momentos clave y salvó su servicio.

Cada vez más concentrado, con más ritmo y mucho menos errático que al principio, el norteamericano golpeó en el tercer game, en el que se quedó con el saque del argentino y se adelantó 2-1. No pudo disfrutar mucho de la ventaja, porque en el juego siguiente, cometió una doble falta y le cedió un break a Schwartzman, que dejó otra vez el marcador igualado 2-2.

Sin embargo, después de ese flojísimo game de servicio, Shapovalov jugó impecable con la devolución y en el siguiente juego quebró una vez más, se puso 3-2 y luego confirmó la ventaja para el 4-2.

El canadiense jugó muy cómodo en el cierre del partido, porque le encontró la vuelta al juego del Peque y pudo también darle más potencia y velocidad a sus propios tiros. Mientras que el argentino mostró menos intensidad que en el arranque del encuentro, aunque nunca bajó los brazos.

Así, logró recuperar el saque en el octavo game. El canadiense levantó dos break points con dos tiros increíbles; pero en el tercero, el Peque presionó más y marcó el 4-4.

Otros dos quiebres consecutivos, con los dos luchando todos los puntos sin regalar nada, dejaron el marcador otra vez igualado, 5-5, y le dieron más suspenso a la definición. El primero llegó con Schwartzman al saque y un canadiense inspirado, que golpeó con muy buenos tiros de zurda y con su revés a una mano. El segundo, cuando el canadiense sacaba para cerrar el partido y el argentino jugó un gran game, corriendo por toda la cancha.

El partido, finalmente se definió en el tie break, en el que el argentino sacó ventaja primero y se adelantó 4-2. Luego consiguió luego aguantar la presión del canadiense y terminó cerrando el desempate con un amplio margen.

El porteño jugará así la primera final de un Masters 1.00 de su carrera, en la que tendrá un compromiso más que difícil. Porque enfrente tendrá a Djokovic, máximo favorito, quien más temprano venció por 7-5 y 6-3 al noruego Casper Ruud.

Schwartzman -que había llegado a Roma sin mucha confianza, con poco ritmo de juego y con pocas victorias en la reanudación de la temporada luego del parate por coronavirus- se podría llevar un premio doble de Roma. Porque si consigue gritar campeón, se meterá en el top 10 del ranking mundial.