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Diego Maradona ya está en su nueva casa y comenzó otra etapa de rehabilitación

Después de 10 días de internación y tras superar una operación por un hematoma subdural en el cerebro, Diego Maradona fue dado de alta y dejó la Clínica Olivos.

Continuará su recuperación en su nuevo hogar en Nordelta, al que llegó esta tarde, bajo el monitoreo constante de los médicos y el cuidado de sus hijas, que tomaron el control de su círculo íntimo.

La última imagen pública de Maradona, el día de su cumpleaños número 60, había sido el diagnóstico más evidente de que algo no andaba bien. Sobrepasado de emociones y bajo un consumo excesivo de fármacos, solo pudo permanecer 18 minutos en la cancha de Gimnasia. Alcanzó para montar un breve homenaje que incluyó plaquetas, saludos sin protocolos y un clima de incomodidad que sobrepasó las pantallas.

Tres días más tarde el cóctel fue explosivo: la acumulación de mal descanso, desajustes en su dieta, consumo de alcohol y fármacos, obligaron a tomar una decisión que se venía postergando y Diego fue internado en la Clínica Ipensa de La Plata.

El primer diagnóstico fue anemia. Necesitaban hacerle estudios y conocer al detalle qué ajustes hacer en el metabolismo del Diez. Mejorar el sueño, proveerle de una dieta acorde y brindarle el hierro que su cuerpo no tenía eran los primeros pasos de una internación que se presumía corta.

«Notamos un bajón anímico que le afectó principalmente la alimentación. «Lo vimos con un actitud diferente y decidimos venir a controlarlo y ponerlo un poco mejor”, dijo Leopoldo Luque, el médico personal del Diez, en su primer parte médico.

El martes 3 de noviembre tras la primera noche en la Clínica Ipensa, y tras verse mucho mejor, Diego insistió para que lo dejen ir. Pudieron convencerlo y permaneció en la habitación 214 donde esa misma tarde conoció los resultados inesperados de la resonancia magnética: debían trasladarlo a Buenos Aires y operarlo lo antes posible de un hematoma subdural en la cabeza.

La intervención quirúrgica, a cargo de Luque y un grupo de terapistas de la Clínica Olivos, se realizó con éxito el martes por la noche.

El postoperatorio sacó a la luz el problema mayor que arrastra Diego: la adicción al alcohol y su combinación con los fármacos. En este escenario, tanto los médicos como su entorno familiar coincidieron en que se presentaba una oportunidad para buscar una mejora integral y establecer un tratamiento a largo plazo.

Para eso, claro, debían persuadir a Maradona. Y decir que no ante sus reiterados pedidos de volver a su casa. Un alta prematura, advertían los médicos, podía complicar mucho los cuidados que la cirugía precisaba en el corto plazo.

«Su cuadro de abstinencia se debe a los consumos que tuvo durante toda su vida. Nosotros no la definimos puntualmente a una determinada sustancia o bebida, nosotros vemos una reacción de sudoración, de ira en un momento, y la catalogamos como eso. Es un síndrome, un conjunto de signos y síntomas. En base a eso, lo tratamos, no lo dejamos ir», marcaba Luque.

En paralelo, los tironeos en su entorno y las disputas entre familiares, amigos, apoderados y allegados derivaron en lo que será un cambio histórico en la vida del Diez: ahora son sus hijas las que tomaron las riendas y las que marcarán los pasos a seguir.

El primer punto en este nuevo escenario fue justamente conseguir la mudanza de su padre, que ya no vivirá en Brandsen y tendrá su nuevo hogar en Nordelta, un punto más cómodo para las visitas y el monitoreo de Dalma, Gianinna (estuvo este miércoles coordinando el alta junto al doctor Luque) y Jana.

Con el correr de los días, los médicos le fueron sacando los fármacos que mantenían a Diego sedado y notaron una mejora significativa tanto en su físico como en su estado anímico. Estabilizado por los cuidados médicos, con una dieta estricta y sin consumo de alcohol, el rostro de Maradona es completamente distinto al que preocupó a todos el día de su cumpleaños.

«Te di mi palabra, vos confiaste y los dos cumplimos. Esto continúa pero hoy festejamos este gran paso juntos», escribió Luque en un mensaje que publicó en su cuenta de Instagram acompañado por la primera imagen de Diego tras la internación con un parche tapando la herida provocada por la operación.

Los médicos lo repiten a cada momento: solo se ha logrado una primera etapa de un tratamiento a largo plazo que deberá continuar de manera ambulatoria. Diego tendrá asistencia de enfermeros en su casa las 24 horas. También el contacto a diario con el doctor Luque y el psicólogo Carlos Díaz y la psiquiatra Agustina Cosachov, que se sumaron al equipo que lo controla.

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