Rondón y Enzo Díaz, al final de cada tiempo, marcaron los goles para los de Núñez; el VAR le anuló un gol de chilena a Cavani
Por: Pablo Lisotto
River fue un justo vencedor del Superclásico. Porque fue el que más quiso ganarlo, el que supo asumir el rol protagónico y el que pegó en los momentos justos. Porque si bien es cierto que el 1 a 0 llegó de una carambola (remate de Enzo Pérez que se desvió en Salomón Rondón), el primer tiempo de Boca fue flojísimo, con jugadores distraídos y lejos del nivel de concentración que requiere un Superclásico, como Juan Ramírez y Bruno Valdéz. Y un gran responsable, claro: Jorge Almirón.
El técnico xeneize propuso una alineación titular con varios suplentes que justificaron por qué perdieron un lugar en el primer equipo. El miedo a perder y el miedo a sufrir alguna lesión antes del cruce decisivo con Palmeiras en Brasil lo llevó a eso. Y cuando en el entretiempo comprendió que se había equivocado, quiso redimirse haciendo ingresar a tres titulares, Barco, Medina y Equi Fernández, que debieron estar desde el arranque pero entraron con el resultado 0-1.
El entusiasmo y el empuje local duró apenas cinco minutos. Luego, River se reacomodó y volvió a imponer su juego. Romero fue figura y evitó más goles del Millonario, mientras Cavani marcó un golazo de chilena que el VAR anuló por offside.
Era el 1 a 1, y de esa acción (y de un topetazo de Paulo Díaz sobre Weigandt en el arranque de la jugada que terminó en el 1 a 0) se apoyará Boca para desligarse de la responsabilidad propia en la derrota.
El 2 a 0 de Enzo Díaz era solo cuestión de tiempo, y llegó sobre el final, para sentenciar un claro triunfo de River en la Bombonera, donde no ganaba desde 2018. Boca se queda muy preocupado y con todas las fichas para apostar al jueves en San Pablo, donde definirá la clasificación a la Copa Libertadores después del 0 a 0 en la ida.