El momento crucial para Boca llegó muy rápido en este 2025. El futuro del equipo en el plano internacional, un título que se transformó en obsesión, se definirá el martes próximo, donde se conocerá si continúa o no en la Copa Libertadores.
La mira le apunta al rendimiento futbolístico del equipo. El técnico Fernando Gago asumió a mediados de octubre del año pasado, y con cuatro meses de trabajo no le pudo dar todavía una identidad de juego. El mayor cuestionamiento que recae sobre el entrenador es ese, y si el desenlace ante los peruanos de Alianza Lima no es favorable, el futuro del exvolante central sería incierto.
Las incorporaciones que realizó el club fueron de renombre, luego de otras anteriores poco relevantes, y de esa manera la exigencia para el director técnico es mayor. La decisión de presentar jugadores que habitualmente no son titulares ante Aldosivi, se debe precisamente a la importancia del enfrentamiento ante los peruanos.
Los nombres rutilantes fueron preservados frente a los marplatenses, y apenas se vio los regresos después de sendas lesiones de Rojo y el español Herrera. El fútbol que entregaron los elegidos fue regular, y si bien fue más insistente en el plano ofensivo que su rival, no evidenció supremacía absoluta.
El problema sin solución es la falta de elaboración de mitad de cancha hacia adelante. El equipo no tiene un conductor claro, y los que intentan tomar ese rol no terminan de ejercerlo con efectividad. La paciencia de la gente se fue perdiendo a medida que pasaban los minutos, y antes de que finalice el primer tiempo llegó el canto-presión de que hay que «moverse más» para lograr el éxito. La despedida al entretiempo fue con muchos silbidos para los futbolistas locales.
La tranquilidad empezó a llegar en los primeros instantes de la segunda parte, cuando el colombiano Advíncula convirtió un gol con una gran definición. El defensor se desprendió por la franja derecha, encaró hacia el medio y le pegó de zurda. La pelota ingresó por el ángulo del arco de Barlasina.
La ventaja parecía que provocaba el despegue de Boca, pero eso no sucedió, y apenas 13 minutos más tarde, el ingresado Serrago marcó el empate con otra gran resolución. El jugador estaba en la cancha desde un minuto antes, y el primer contacto que tuvo con la pelota sorprendió a Marchesín con un remate desde afuera del área.
Boca, después del gol de Serrago, no tuvo ideas claras para poder desnivelar, y encima el público también comenzó a influir con su molestia por lo que veía en la cancha. El desahogo, luego de una revisión del VAR, llegó cuando se confirmó el gol de Merentiel. Boca recuperó un poco de alegría. Al menos por unas horas.
Adrián de Benedictis
