Desde esa nube donde ahora se la debe pasar mirando fútbol y fumando, César Luis Menotti debe haber sonreído. Casi como dándole una lección al entrenador de Talleres, Walter Ribonetto.
Es que el “Flaco” siempre decía que a los buenos jugadores hay que meterlos en la cancha. Donde sea, pero sobre el verde césped.
Y eso terminó haciendo el propio Ribonetto cuando había que ganarle a Cobresal de Chile, por la quinta fecha del Grupo B de la Copa Libertadores 2024: puso a los buenos jugadores, a los que deciden partidos, a los que cambian una historia.
Claro, estamos hablando del paraguayo Ramón Sosa y el goleador Federico Girotti.
Así, un encuentro que iba camino al 0-0, terminó 1 a 0 para la “T”, que sigue ilusionado y confiando en hacer un gran certamen internacional, donde está armado para dar qué hablar.
Ojo, ya lo ha hecho en esta fase de grupos donde consiguió la clasificación con anticipación y ahora quiere quedarse con el primer lugar.
En la previa del encuentro de anoche, hubo un minuto de silencio para recordar al propio Menotti, que falleció en los últimos días y supo apreciar como nadie el fútbol del interior y especialmente los buenos jugadores que siempre tuvo Talleres.
Seguramente, “el Flaco” hubiera tomado la misma decisión si hubiera estado ayer en el banco: poner a Sosa y Girotti. Poner siempre a los buenos.
El Matador salió a enfrentar a Cobresal con algunos futbolistas que generalmente no son titulares, tratando de ir variando las cargas en un calendario tan apretado.
Así, futbolistas como Nahuel Bustos o Valentín Depietri estuvieron desde el vamos.
Los chilenos salieron dispuestos a esperar en el estadio Mario Kempes y fueron sostenidos por su arquero, el cordobés Leandro Requena, formado en Talleres y que vivió una jornada especial.
Justamente Requena pintaba para figura, ya que le tapó un par de acciones de gol muy claras a Bustos, que sigue pifiado con el arco.
“Vamos Talleres que tenes que ganar”, pedía la gente de la “T”, que también sentía que el partido pedía otra cosa: más jugadores en ofensiva ante un rival que sólo esperaba.
Pero Ribonetto escondió sus cartas hasta el final y esperó hasta los 15 minutos del complemento para poner a Sosa y Girotti, los diferentes, los distintos.
Antes, todo el peso de la creatividad del partido había pasado por un Rubén Botta demasiado solo, sin socios.
El cotejo parecía irse con ese 0-0 que no sumaba demasiado para el Matador y que generaba algo de descontento en su gente, más allá del gran comienzo de campeonato en la Liga Profesional y el excelente andar en la Copa Libertadores.
En una pared y un centro atrás, Talleres se encontró con el gol, gracias a Sosa y Girotti.
Así, el triunfo 1 a 0 se terminó de concretar y su gente disfrutó de un momento de felicidad en el Kempes.
El Matador tiene los jugadores para animarse a soñar en esta Copa Libertadores de América 2024. La “T” tiene jerarquía para soñar.
Hernán Laurino (La Voz del Interior)