En el negocio de Racing, Boca no pudo con uno ni cinco delanteros, en una serie de Copa Libertadores que sigue sin un claro favorito
No hubo goles en la apertura del cruce de cuartos de final; preocupación por la lesión de Valentín Barco con miras al desquite del miércoles en Avellaneda
A pedir de Racing: fue 0-0. Le supo a muy poco el empate a Boca, que quiso más y, si los merecimientos existen en el fútbol, tuvo situaciones para sacar una diferencia, quizá mínima, pero que se habría ajustado al desarrollo.
La serie, que venía caldeada por los antecedentes, se abrió más tensa que emotiva. De dientes apretados y pocas pinceladas futbolísticas. Copa Libertadores en estado puro, y más en los cuartos de final. Una historia que quedó abierta y sigue sin favoritos, pendiente de lo que ocurra el miércoles próximo en el Cilindro de Avellaneda.
Del laboratorio de Jorge Almirón salió una fórmula para dominar a Racing desde el comienzo. Ninguna de las especulaciones en los días previos acertó con lo que el director técnico tenía en la cabeza. Una primera lectura rápida de la formación encontraba seis jugadores que son naturalmente defensores, de formación, más un volante de contención y un solo delantero, con otros cuatro atacantes puros sentados en el banco. ¿Planteo conservador, amarrete, avaro? Los matices desbarataron esa presunción.
En primer lugar, por el posicionamiento en la cancha: agresivo, con presión alta e inmediata disposición para cortar la salida del rival en su campo. En segundo término, porque las características de esos defensores tienen un marcado sesgo ofensivo, con una depurada técnica en los casos de Valentín Barco y Frank Fabra, el tándem por la izquierda, mientras que Luis Advíncula aporta potencia a la carrera.
Racing se vio en problemas; quedaba en inferioridad numérica en el medio campo para cortar el circuito local. El juvenil Agustín Ojeda debía olvidarse de sus endiabladas gambetas para ocuparse de Fabra y evitar que al juntarse éste con Barco le hicieran el 2-1 a Tobías Rubio, otra apuesta juvenil de Fernando Gago para una noche de palabras mayores.
Lo más destacado de Boca 0 vs. Racing 0
El Boca defensivo en los papeles fue ambicioso en la práctica. Arrancó tan voraz que a los dos minutos se enojó mucho con el árbitro Wilton Sampaio porque interrumpió un córner en favor luego de que un alcanza-pelota acomodara rápidamente el balón en el cuarto de círculo. Con esa premura conseguía un gol de cabeza de Edinson Cavani, pero todo estaba invalidado.
Racing quedó reducido al aguante, la resistencia. Su 4-3-3 era testimonial, con delanteros desconectados y el resto trajinando para tapar agujeros. Boca tenía la iniciativa, mandaba, pero Cavani necesitaba un poco más de compañía, sobre todo de Cristian Medina, que con este esquema tenía más respaldo para soltarse y pisar el área.
Por la izquierda, Boca hacía diferencia. Las gambetas y los controles de Barco y Fabra eran un dolor de cabeza para la Academia. Tras un muy buen centro del colombiano, un cabezazo de Cavani exigió una gran atajada de Gabriel Arias.
Boca estaba bien, pero se complicó solo y lo habría lamentado mucho si el árbitro hubiera interpretado que un codazo de Marcos Rojo a Maximiliano Romero era como para expulsión, sanción que no habría sido desmedida. Pero el brasileño Sampaio consideró que era sólo como para una tarjeta amarilla. En una jugada a más de 30 metros del arco de Boca, Rojo cometía un exceso mucho menos justificable por su condición de capitán.
Boca retomó su plan, no perdió el guion por el desvarío de Rojo. Un cierre tan justo como oportuno de Nicolás Oroz a un metro del arco evitó una definición de Medina. El desborde había sido nuevamente de Fabra. Cinco minutos después, Leonardo Sigali tuvo que apelar a toda su experiencia para desequilibrar en el área a Fabra, que había sido asistido por un gran pase de Barco.
“Chiquito” Romero pasó un primer tiempo de lo más tranquilo; casi no tuvo que intervenir. Racing no había logrado armar un ataque serio y profundo, ocupado como estaba en la contención, en achicar agua en campo propio. Los primeros 45 minutos se cerraron con una dura infracción de Rubio (amonestado) contra Barco, que se retiró muy dolorido y no aguantó más de dos minutos en el inicio del segundo período. Desconsolado, el juvenil se tiró al piso y fue reemplazado.
Con Rubio al borde la expulsión, Gago reemplazó por al defensor por Gastón Martirena. Por Barco, Almirón eligió a Miguel Merentiel. Boca resignaba finura en el pase y la conducción, pero ganaba peso en el área. Quedó demostrado a los pocos minutos, cuando la “Bestia” recibió de Medina y sacó un remate que bloqueó Arias.
Lamento de Edinson Cavani; el uruguayo pudo convertir en el primer tiempo con un cabezazo, pero la acción fue anulada por el inusual motivo de que el balón había sido acomodado por un alcanza-pelota.
Lamento de Edinson Cavani; el uruguayo pudo convertir en el primer tiempo con un cabezazo, pero la acción fue anulada por el inusual motivo de que el balón había sido acomodado por un alcanza-pelota.Mauro Alfieri
El tablero táctico de Boca se modificó para los últimos 25 minutos con tres modificaciones simultáneas. De arrancar con un delantero, el equipo de Almirón pasó a tener cuatro, con Cavani, Merentiel, Lucas Janson y Exequiel Zeballos. Los silbidos de la Bombonera recibieron el ingreso de Juanfer Quintero. Más sonoro fue el repudio para la entrada de Agustín Almendra, a quien ya habían aturdido en el calentamiento previo al partido.
El encuentro se hizo más desprolijo y aumentaba el nerviosismo, siempre con Boca más punzante. Al gol lo tuvo Janson con un remate que se fue junto a un poste. Racing se animó con algún contraataque y Almirón terminó de quemar las naves con un quinto delantero, Darío Benedetto, para el último minuto.
La Academia hizo su negocio, un primer ahorro que no le asegura el cobro de intereses. Es una serie en la que la banca puede saltar por el lado menos pensado.
Claudio Mauri