River Plate, que venía de caer ante Unión en su presentación en la Copa de la Liga Profesional, se repuso rápidamente: goleó 4-1 a Patronato en el Monumental, con tres conquistas de Julián Álvarez y otra de Juanfer Quintero de penal.
Gallardo ensayó algunas modificaciones en la alineación. Con Herrera en el lateral derecho, Casco en el izquierdo y el ingreso de Esequiel Barco. Sabía el DT que se iba a encontrar con un rival que no le iba a regalar espacios y el equipo debería fabricárselos. Acertó.
El elenco entrerriano se planteó posicionarse completo detrás de la línea de la pelota en fase defensiva, para luego soltar las réplicas. Tuvo un guiño de la suerte: a los 6 minutos, golpeó. Gudiño quedó apareado con Paulo Díaz, lanzó el centro, se desvió y superó a Armani. Así, Patronato se encontró en ventaja casi inesperadamente.
Le costó decodificar el partido a River, aunque el resultado final lo refute. Comenzó a levantar cuando Enzo Fernández empezó a estar más fino y funcionaron las sociedades. Y alcanzó el empate a partir de un leve offside. A los 20′, David Martínez cambió de frente para la proyección de Herrera (con una rodilla en fuera de juego), el ex San Lorenzo centró de primera para Julián Álvarez, que no perdonó.
Liberado de la tensión por la sorpresa de la apertura del marcador y el mal debut ante Unión, el andamiaje lució más aceitado. A los 30′, una combinación a alta velocidad y de primera de la que participaron Simón y Enzo Fernández, terminó con Álvarez pisando el área y sacando un remate potente que vulneró la oposición del arquero visitante. Sí, otra vez el Araña que cautivó al Manchester City.
Casi como un calco de la etapa inicial, el Patrón estuvo a punto de repetir la sorpresa. A los 2 minutos, tras una pérdida de Enzo Pérez, Gudiño obligó a una volada monumental de Armani. Fue un impulso, cuando ya el plan primario estaba desarmado por la jerarquía de River. Instantes después, el Millonario trituró sus sueños. Pochettino habilitó a Álvarez, quien definió cruzado para firmar un triplete y su séptima conquista contra los paranaenses en los últimos dos duelos. Intratable.
El cotejo quedó decididamente roto. Cada ataque del local llevó la fragancia del gol. Juanfer Quintero entró y a los segundos puso a Álvarez cara a cara con el arquero. También lo tuvo Braian Romero. Y a los 32, al local le quedó a merced el rótulo de goleada. Enzo Fernández alargó para Quiintero, quien superó al arquero y cayó. El juez Pablo Dóvalo sancionó un controvertido penal. Y el colombiano, con una definición cruzada, gritó por primera vez desde su retorno.
Y pudo haber más, en el contexto de un partido en el que la Banda se impuso más por jerarquía que por fisonomía. Tal vez, el mayor problema que exhibió fueron algunas imprecisiones en la salida, que propiciaron las mejores aproximaciones de Patronato. Cuestiones que seguramente Gallardo ajustará pensando en un año intenso.
De hecho, los de Núñez tendrán una seguidilla importante tras el duelo de hoy, que servirá como termómetro para lo que viene: el domingo visitarán a Newell’s en el Parque Independencia, luego se medirán con Racing en el Monumental y más tarde visitarán a San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro. Pero el campeón golpeó la mesa y avisó: aquí estoy. Con los jugadores que ya venían brillando, como Álvarez o Enzo Fernández. Con el regreso ilustre de Quintero. Con las caras nuevas que no desentonaron, como Herrera o Barco. Un combo que puede ser explosivo, si Gallardo, probado director de orquesta, consigue sacarles la mejor música a los intérpretes con los que cuenta.