Señoras y señores, Lionel Messi está de regreso. Después de 132 días, el 10 cumplió la sanción que le impuso la Conmebol por sus fuertes declaraciones en la última Copa América, el máximo goleador histórico de la Selección demostró que su compromiso y sus ganas de defender la camiseta argentina están intactas. Aunque no tuvo una actuación descollante, fue decisivo en el amistoso ante Brasil que se disputó en Arabia Saudita: le dio el triunfo al equipo de Scaloni y hasta colaboró en defensa.
En un clásico sudamericano que se jugó con la misma intensidad que si fuera un partido por los puntos, aprovechó de entrada que Gabriel Jesus erró su penal y no falló. A los 13′, Leo, que siempre tiene una marcha más, puso sexta, se metió en el área por la derecha y Alex Sandro lo bajó. El juez no dudó en ejecutar la pena máxima y el festejo tuvo algo de sufrimiento: si bien Alisson se recostó sobre su derecha y tapó el zurdazo, el rebote le quedó a Messi y no perdonó.
Así, el argentino llegó a los 69 goles en 137 partidos jugados y sigue picando en punta en la tabla de máximos artilleros de la Argentina (Crespo suma 54). Además, alcanzó los cinco tantos en la Mayor contra la Verdeamarela, la selección que más lo sufrió junto a Paraguay. En total, sumando los gritos en el Sudamericano y el Mundial Sub 20, ambos de 2005, la Pulga le convirtió siete veces a Brasil y está arriba en el historial: ganó siete, perdió seis y empató uno.
Más allá de que sacó un lindo remate en la medialuna que pegó en la espalda de Militao cuando tenía destino de red, de los dos gritos que le ahogó el arquero de Liverpool (un remate desde afuera del área y un tiro libre) y de las infracciones que generó cerca del área rival, Messi sorprendió con una faceta que no es muy característica en él: la marca. No paró de correr para presionar la salida del equipo de Tite, cometió varias infracciones y se salvó de la amarilla, sobre todo en la que bajó a Willian para interrumpir una contra.
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