Por Elbio Evangeliste
Ultima función para Central. Despedida en Arroyito. Contra Boca. Mucho más holgado de lo que imaginaba hace menos de un mes. Con el envión anímico de los resultados obtenidos en los últimos cuatro partidos. Con la yapa emocional que generó la confirmación de que Marco Ruben jugará los próximos seis meses en Central. Trazos formales a partir de los cuales el canalla se puede parar hoy de cara a un partido que no será uno más, por el rival, claro.
Es que la despedida del año frente al líder Boca será un aditamento especial, en el cual Central no debiera hacer demasiado foco, pero que lejos está de pasar inadvertida. Un buen resultado serviría para irse de vacaciones con el semblante por las nubes, sin desatender que el verdadero objetivo seguirá siendo la lucha por la permanencia. Pero la descompresión sería mayor.
Después de haber metido un batacazo como el que dio en el Monumental frente a River, no hay nada que a Central le impida pensar que puede hacer extensivo el buen momento futbolístico (al menos el de los resultados) contra este Boca que desde el juego deja bastante que desear, pero que arriba a Arroyito como puntero, aunque envuelto también en una convulsión lógica por el acto eleccionario de hoy.
ero Central tiene que mirar lo menos posible el escenario del rival. No habrá mejor elección en el paso a dar de parte del equipo de Diego Cocca que mirarse a sí mismo en eso de repetir las cosas que hizo bien en los últimos partidos y, en la medida de lo posible, potenciar en las que demostró flaquezas.
El mejor aliado que puede tener hoy el canalla es que saldrá a jugar el partido de la tarde-noche de hoy sin la sombra de los decimales. No es lo mismo que suceda esto a tener la obligación de ganar para, dependiendo incluso de otros resultados, ver si queda o no fuera de la zona roja del descenso. Eso es algo que Central logró el día que le ganó a Aldosivi, lo que no es poco.
Desde ese día, todo lo que pudiera sumar iba a colaborar para espaciar cada latido. No fue del todo bueno (sobre todo porque iba ganando el partido) lo hecho en Santiago del Estero, pero colaboró el hecho de haber sumado. Y hoy el equipo está ante una nueva chance de mostrar fortaleza, frente a un buen desafío. El propio Cocca habló en la semana de que el xeneize será una “buena medida”.
Para quienes tengan la obligación dentro del campo de juego puede resultar un dato aleatorio, de color si se quiere, para el ambiente se vive un aventón emocional. La noticia del retorno de Marco Ruben no es un hecho aislado en la vida de Central y muchos lo saben. Desde ese lado, si es que lo emocional lograra meter la cola y jugar también su partido, el canalla está en condiciones de imponer condiciones.
Claro que no habrá una mejor forma de que esas condiciones se trasladen al resultado si las condiciones futbolísticas no son las mejores, al menos las mínimas indispensables como para pararse frente a un Boca que, se insiste, lejos está de brillar, pero que su condición de puntero resulta incontrastable.
Es tan condicionante el presente de Central que la pimienta de los últimos años contra Boca quedó relegada a un segundo plano (igual muchos recuerdan todo lo sucedido). Es que el canalla sabe dónde está hoy el verdadero objetivo. Pero lo hace sabiendo que el último tramo del torneo le permitió desprenderse de esa presión con la que transitó prácticamente todo el campeonato.
Hoy, más aliviado en los números, más consolidado como equipo, más afianzado en su relación con los hinchas y hasta envalentonado por el aura que generó la noticia de Ruben, Central va para por un cierre a todas luces.