Canelo Álvarez se quedó con todos los cinturones: demolió a Caleb Plant en el undécimo round

El mexicano Saúl Canelo Alvarez resolvió contundentemente un dilema tan o más importante que la obtención de los cuatro cinturones oficiales (CMB, FIB, AMB y OMB) de los supermediano

Unificó el mundial de los supermedianos tras vencer por KO a Caleb Plant.

Su victoria por KO técnico en el undécimo round sobre el estadounidense Caleb Plant, ex poseedor del cetro FIB, allanó un sinfín de acertijos que no sólo ponían en dudas algunas de sus cualidades sino también afectaban la reputación, el consumo y el presente del “gran boxeo” en la etapa final del Covid-19 en el área de Nevada, cuyas industrias madres: los casinos, el juego y la diversión estuvieron a un paso de la quiebra.

Canelo combinó un muy buen combate con una notable definición que consolidó lo que los aztecas esperaban desde hace mucho tiempo: un idilio definitivo con un ídolo genuino. LA NACION cubrió sus combates con Floyd Mayweather, Josecito López, Gennady Golovkin (I y II) y Daniel Jacobs y jamás fue alentado y despedido como en esta ocasión. Por primera vez se conectaron sus dos fases esenciales: el consumo y el carisma con el amor de su gente. El gran romance esperado al fin se concretó.

Alvarez, de 31 años, sereno, con los pómulos golpeados, pero prolijamente desinflamados, dijo ante la prensa: “No creo que esta pelea haya tenido una actitud diferente de la gente hacia mí. Siempre lo hicieron de la mejor manera y lo agradecí. Por eso esta es la gran victoria de México y de todo mi equipo. Soy el primer campeón unificado de mi tierra y el sexto en toda la historia. Le ofrendo la misma a mi entrenador Eddy Reynoso, que hoy cumple años.”

¿Por qué ganó Canelo? Porque tuvo buen pressing en los primeros siete rounds de la pelea. Buena cintura y un visible apetito ofensivo. Lo favoreció el hecho de sumar cuatro cotejos titulares en once meses. Estuvo veloz, algo no muy común en él. Tiró en cantidad y por momentos sin puntería ante las muy buenas piernas y el estilo -excesivamente- especulador de Plant, que caminó magníficamente el ring pero careció de creación contraofensiva en todo momento.

Canelo definió en modo magistral cuando comenzaba a cansarse: su combinación de manos fue fantástica para rematar la pelea: cross izquierdo, uppercut derecho y cross zurdo demoledor. Plant, se levantó y sólo necesitó un par de empellones para que Russell Mora –arbitro del match- dijera basta.

Las ventajas de LA NACION en favor de Canelo, al instante del epílogo (99-91) distaron con la observación de los jueces, cuyos guarismos más reducidos indicaban: 98-92, 97-93 y 96-94 para el púgil de Guadalajara.

¿Por qué perdió Plant? Porque esa era su lógica. Por obra y aptitud. Tampoco exhibió convicción para cambiar radicalmente su vida con el logro de una hazaña. Jamás arriesgo ni aprovechó su ventaja física. Fue a trabajar como “complemento” de una gran figura y cumplió con su papel.

https://youtu.be/r_AjnL6F_-8

Álvarez recién volverá a pelear en mayo de 2022. Nadie sabe ante quién pero todos ambicionan su tercer duelo con el kasajo Gennady Golovkin –empataron y le ganó en modo injusto-. Su record de 57 triunfos (39 KO), un empate y dos derrotas y su gran presente lo consolidan como N° 1. Se preocupó en difundir su charla íntima con Plant, tras el KO. Aclaró: “Me dijo que no insultó a mi madre, en la conferencia anterior, cuando nos trenzamos y lo lastimé. Me lo aseguró y se lo acepté. Estas son cosas de hombres en un deporte de hombres. Lamentablemente, debemos lastimarnos para vencer pero nadie añora destruir a otra persona. Lo felicité y ojalá el pueda constituir una linda familia. Sufrió mucho (Plant perdió a su hija, de casi dos años, y a su madre, con 18 meses de diferencia).

Nada opacó la vuelta de Canelo. Ni la función de Rolling Stone, en el Allegiant Stadium ni la invasión de los autos y camiones de colección que fascinan por estos lares. Hubo de todo y para todos. Y Las Vegas, también cumplió su objetivo: concentrar multitudes.

Su ingreso al compás de la nueva versión de “El Rey” interpretado por Maná desató un conmovedor acompañamiento coral en el viejo recinto en donde Mike Tyson mutiló los cartílagos de la oreja de Evander Holyfield, en 1997. Y todo el estadio secundó al anunciador Jimmy Lennon cuando lo presentó en el cuadrilátero.

La pasión por Canelo reverdeció otra vez. Todos se mostraron felices en una noche interminable. Abarrotada por doquier. Quizás, nos dimos cuenta de que comenzamos a recuperar, en parte, nuestra vida normal que tanto dilapidamos hablando de plasma, hisopado y PCR.

¿Cómo terminó la noche Canelo? Visitando la discoteca del Casino Crockfords, en donde lo esperaba Tiesto como DJ y una cortesía de la casa con crédito libre como para hacer saltar la banca. No fue una noche más y fue consciente de todo ello.

Osvaldo Príncipi

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