Fue un final sin épica para una trilogía histórica. Lejos de las expectativas y los millones que generaron. Apático por el desarrollo. Deslucido por la entrega de los protagonistas.
Exento de polémicas en el fallo. Sorpresivo por la falta de emociones. En un combate discreto, el mexicano Saúl Canelo Álvarez derrotó por puntos al kazajo Gennady Golovkin y conservó con total comodidad los cinturones mundiales supermediano AMB, CMB, OMB y FIB, en el T-Mobile Arena de Las Vegas.
Si algunos pensaban que la reciente derrota el ante Dmitry Bivol iba a mermar el espíritu insaciable del Canelo Álvarez, le erraron. Lejos de los análisis agoreros, el mexicano brindó una clase de superación y voracidad boxística ante un gastado Gennady Golovkin, que solo pareció limitarse a terminar los 12 round de pie.
Lo exhibido en este tercer match estuvo lejos de equiparar lo ofrecido en los dos primeros enfrentamientos. Con muy pocas aristas de lo que debe ocurrir para generar un espectáculo emocionante, las tarjetas de los tres jurados -116-112, 115-113 y 115-113 a favor del Canelo- fueron compatibles con el desarrollo y no dieron resquicio a las polémicas. Algo que sí sucedió en el primer combate, el 16 de septiembre de 2017, cuando empataron, y en el segundo cuando ganó Canelo por puntos, el 15 de septiembre de 2018.
La pelea gozó de buen nivel boxístico de principio a fin, donde el mexicano acaparó todo el dominio. Mucho tuvo que ver el momento y la edad de uno y otro. Canelo, amparado en su potencia, buscó cortar constantemente el ring y filtrar certeras combinaciones; Golovkin, más gastado y cauteloso, apostó a la velocidad de sus piernas para escapar del blanco del mexicano y filtrar algún cross en momentos claves. Así armaron un combate discreto, que, comparándolo con los otros dos choques, careció de explosividad y emociones.
En los primeros rounds el mexicano se mostró más incisivo y efectivo que el kazajo. Manejando la distancia con el jab de izquierda y la derecha en punta lanzada con sorpresa, logró vulnerar la rocosa guardia de Golovkin y efectivizar su estrategia ofensiva con mucha comodidad. Sobre todo, en la tercera y la cuarta vuelta, donde pudo filtrar varios golpes de poder con su mano derecha y comenzar desnivelar las acciones.
Lejos de las presunciones, Triple G se mostró demasiado pasivo y preocupado por no ser pescado por los golpes curvos del mexicano. Los pocos momentos favorables de kazajo se vieron en los rounds 8 y 9, cuando Canelo se recostó sobre las cuerdas y dejó que trabajara cómodamente con algunas combinaciones al cuerpo. A sus 40 años, GGG fue pareció preso por el tiempo. Fue una sombra del temible peleador que lo llevó a hilvanar una racha de 23 nocauts de 2008 a 2017.
En las últimas vueltas, todo el bagaje boxístico del Canelo estuvo respaldado por una impecable condición física. Sin descuidarse defensivamente cada vez que fue al palo por palo con Golovkin, ensayó una ofensiva constante y sostenida que tuvo su rédito en el décimo round: con un potente cross de izquierda logró conmover al kazajo, que solo por su obstinación llevó la decisión a las tarjetas. Los jueces Dave Moretti, Steve Weisfeld y David Sutherland, sentenciaron la historia.
Con este triunfo, Saúl “Canelo” Álvarez logró despejar todas las dudas que se sembraron respecto de su aplomo y cierta flojedad espiritual expuesta cuando perdió con el ruso Dmitry Bivol, el 7 de mayo pasado. A los 31 años, con un récord de 58 triunfos (39 KO), dos empates y dos derrotas, conservó su condición de campeón mundial supermediano indiscutido y se reposicionó nuevamente en el podio de los mejores libra por libra de la actualidad.
Andrés Vázquez