El mexicano, campeón mundial mediano de la AMB y el CMB, enfrentará este sábado al estadounidense Daniel Jacobs, monarca de la FIB, quien en 2011 superó un complejo cáncer óseo.
Si bien la fecha patria por excelencia en México es el 16 de septiembre, el día en que fue declarada la independencia de España en 1810, para los mexicanos que residen en Estados Unidos la celebración más importante ocurre cada 5 de mayo, cuando se festeja el Día del Orgullo Mexicano, recordando la victoria del Ejército comandado por el general Ignacio Zaragoza ante las tropas invasoras francesas enviadas por Napoleón III en 1862.
Este 4 de mayo, pocas horas antes de que se cumplan 157 años de la Batalla de Puebla, un mexicano intentará ganar un combate que refuerce el orgullo de sus compatriotas que anden esa noche por Las Vegas. Saúl Canelo Álvarez enfrentará a Daniel Jacobs en un intento por unificar sus títulos de la categoría mediano de la Asociación y del Consejo Mundial de Boxeo con el de la Federación Internacional, en poder del estadounidense.
La acción en el cuadrilátero del T-Mobile Arena comenzará alrededor de la medianoche y Space transmitirá desde las 22.
El pelirrojo nacido hace 28 años en San Agustín, en las afueras de Guadalajara, volverá a combatir en la categoría mediano, tras su victoriosa y efímera incursión en la división supermediano: el 15 de diciembre noqueó en tres rounds al británico Rocky Fielding y conquistó el cinturón de la AMB, que difícilmente defenderá alguna vez. De hecho, el organismo con sede en Panamá, a sabiendas de la decisión de Canelo, habilitó un interinato que protagonizarán el inglés John Ryder y el australiano Bilal Akkawy en el semifondo de la velada del sábado en Las Vegas.
“Conquistar sin riesgo es triunfar sin gloria”, escribió el dramaturgo francés Pierre Corneille hace casi cuatro siglos. De eso se trató el triunfo ante Fielding en el Madison Square Garden de Nueva York. Por eso Álvarez, que antes había protagonizado dos peleas durísimas ante el kazajo Gennady Golovkin (empató la primera, ganó la segunda, ambas con fallos muy discutidos), volverá a levantar la vara para elevar sus acciones en la puja por ser el mejor boxeador libra por libra del planeta.
Porque Jacobs, de 32 años y poseedor de un récord de 35 victorias (29 por nocaut) y dos derrotas, representa un desafío mucho más complicado que Fielding. El mexicano lo reconoció, al señalar que enfrentará al “segundo mejor mediano del mundo”. El primero, a sus ojos, obviamente es él. Eso no le quita ni una pizca de confianza. “Pienso tener lo que jamás un mexicano tuvo: el dominio total de una categoría. Es mi tiempo de hacer historia La gente verá al mejor Canelo”, aseguró el miércoles, en la ceremonia de presentación de la pelea.
“Esta no será mi primera pelea y espero no estar nervioso. Si, acaso, emocionado. Es la oportunidad que esperé toda la vida. Voy a demostrar que estoy a la altura”, sostuvo el estadounidense, templado en el uso de la palabra y confiado en sus posibilidades pese a que su rival es favorito en las casas de apuestas.
Jacobs, que nació, se crió y se calzó los guantes por primera vez en Brownsville, un áspero barrio de Brooklyn, atesora una de esas historias aptas para transformar en serie. A los 24 años y cuando ya había fallado en su primer intento mundialista (fue batido por nocaut técnico en el quinto round ante el ruso Dmitry Pirog en julio de 2010), le fue diagnosticado osteosarcoma, un tipo de cáncer óseo más frecuente en adolescentes que en adultos.
El tumor llegó a tomar su columna vertebral. El neoyorquino padeció dolores intensísimos y se sometió a un tratamiento que amenazaba no solo con alejarlo del boxeo, sino también con privarlo de la movilidad en sus piernas. Pero se sobrepuso y, tras 19 meses de inactividad, volvió a trepar a un ring. Desde entonces se lo conoce como The Miracle Man (El Hombre de los Milagros).
Conquistó el título mediano vacante de la AMB en agosto de 2014, cuando venció por nocaut técnico a Jarrod Fletcher en Brooklyn. Lo defendió cuatro veces antes de caer por puntos y en un fallo ajustado ante Golovkin en marzo de 2017. Esa noche perdió, pero se ganó el respeto del gran público. En octubre pasado se impuso por decisión dividida en un peleón ante el ucraniano Sergiy Derevyanchenko, se apoderó del cinturón mediano de la FIB y se hizo acreedor a esta chance.
Jacobs tiene una gran movilidad, buena técnica, es más alto que Álvarez (1,82 contra 1,73) y tiene mayor alcance (1,85 contra 1,79). Pero, pese a ser cuatro años más joven, el mexicano es más experimentado (tiene un récord de 51 victorias, dos empates y solo una caída, ante Floyd Mayweather) y está curtido en combates ante oponentes de renombre.
“No importa si lo puedo vencer por decisión o por nocaut. No importa si mi rival es más grande o más fuerte, aquí yo tengo la experiencia”, desafió el colorado, que el sábado realizará la segunda pelea como parte del acuerdo que firmó el año pasado con la plataforma de streaming DAZN, que abarca 11 combates en cinco años a cambio de 365 millones de dólares.
Un detalle a tener en cuenta ante la posibilidad de que la pelea se defina en las tarjetas: la Comisión Atlética de Nevada designó a los jueces Dave Moretti, Glenn Feldman y Steve Weisfeld, los mismos que integraron el jurado en la discutida victoria de Canelo ante Golovkin (Moretti y Weisfeld dieron ganador al mexicano y Feldman falló empate). El árbitro será Benjy Esteves (hijo).