Boca Juniors empató 0-0 ante Huracán en La Bombonera en un duelo apenas discreto por la Liga Profesional. El anfitrión no encontró los caminos para elaborar, en buena parte por la asfixia del Globo.
Y la sensación fue que la visita no se animó a ganarlo, o recién apostó de lleno a los tres puntos sobre el final. Así, el Xeneize alcanzó la línea de Gimnasia La Plata, que jugará este martes ante Central Córdoba de Santiago del Estero. Dos puntos por delante de ambos está Atlético Tucumán, que venció a Argentinos y es el nuevo líder.
El dueño de casa, con el regreso de varios titulares que descansaron la fecha anterior -más al retorno de Rojo luego de la suspensión-, buscó inyectarle volumen de juego a su menú con el ingreso de Molinas, quien rotó con Payero en la posición de extremo y de enlace. El joven de las Inferiores intentó hacerse eje, edificar sociedades y levantar paredes para poner a correr los laterales.
No obstante, el Globo planteó un partido físico e incómodo. Con los cuatro en ofensiva presionando bien arriba en la salida (dos se encargaron de seguir luego a Fabra y a Advíncula), ensució el inicio de las acciones y provocó imprecisiones.
En consecuencia, las primeras llegadas en realidad fueron aproximaciones. Un remate ancho de Molinas a los 4, otro de Langoni a los 11 que contuvo Chaves, y un intento alto de Garré a los 16. Coccaro, jugando de espaldas, se reveló como una molestia para la defensa local.
Ya en el inicio, Rojo le marcó distancia dentro del área con el brazo y cayó sobre el césped, reclamando penal. Si bien hubo contacto, no tuvo identidad de falta. Pero supuso una señal de alarma. Y a los 21′ Garré tocó para Soto, quien envió un centro rasante, que el uruguayo conectó de taco: si no se interponía Advíncula, la acción terminaba con gol para Huracán.
El desarrollo se hizo chato, entre la impotencia de Boca para hilar juego, con sus hombres más aptos recibiendo la pelota de espaldas; y un Globo que no supo aprovechar varias réplicas favorables, con superioridad numérica. Valen dos como ejemplo: en una, Cristaldo optó por el remate cuando tenía pase hacia Garré, ya pisando el área. En la otra, Cabral depositó el centro en las manos del arquero cuando por el centro asomaba Coccaro, amenazante.
Ibarra fue modificando la estructura de su elenco en busca de soluciones: ingresó Vázquez por un afectado Benedetto (tuvo fiebre) y contaron con oportunidades Oscar Romero y Juan Ramírez. Sin embargo, con Fattori como bandera, Huracán siguió bloqueando la elaboración adversaria. Luego el DT le sumó a Orsini y Medina. El juego siguió sin fluir.
Y lo (poco) peligroso se vio en las contras del Globo, como en el centro de derecha a izquierda que Luna no consiguió impactar, libre de marcas. El último suspiro del cotejo ofrendó lo mejor: de la chance dilapidada por Pol Fernández a la réplica de Cordero, que decidió el remate desviado en lugar de filtrar para dejar mano a mano a un compañero.
El punto no estuvo mal para ninguno de los dos. El Xeneize lleva diez partidos sin perder entre torneo y Copa Argentina con siete victorias y tres empates. Y Huracán quedó con 34, a cuatro del nuevo líder, expectante. Nada cambió, aunque en La Boca quedó flotando en el aire la sensación de que ambos dejaron pasar una gran oportunidad.
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