De tal modo avanzó a los cuartos de final de la Copa Libertadores, donde la semana próxima enfrentará a Racing.
«La serie no está cerrada. Es un equipo brasileño», había repetido una y otra vez el experimentado entrenador desde el triunfo de la semana pasada por 1 a 0 en Porto Alegre. Precisaba que así lo entiendan sus dirigidos, en medio del fervor generalizado por la cercanía de un cruce con la Academia en cuartos de final y una hipotética final con River en el Maracaná. Todo eso, penales mediante, sigue en pie.
Inteligente, Inter salió a faltarle el respeto a Boca. A pasarlo por arriba y aprovechar la frialdad de un estadio vacío, que sin público no late. Y lo consiguió. Porque el local entró en ese juego. En cinco minutos Moisés ya le había dado un planchazo a Buffarini (fue amonestado) y otro a Tevez (no fue expulsado).
Justo Moisés fue el que tiró el centro a los dos minutos del complemento para que Fabra, sin dejar en claro qué quiso hacer, terminara empujando la pelota al fondo de su propio arco, luego de un nuevo error de Buffarini, que aprovechó como toda la noche Patrick.
Ese tanto provocó que el equipo de Brasil bajara la intensidad. Como si se conformara con igualar la serie, le perdonó la vida a un Boca que estaba groggy, casi entregado. Pero el desgaste había sido grande para los dirigidos por Abel Braga.
En la primera etapa se vio lo peor de Boca en todo 2020. Un equipo inconexo, partido a la mitad, lento, carente de ideas y, fundamentalmente, superado en todas sus líneas. Lo único positivo que se llevo el equipo al vestuario es que Inter no logró plasmar en la red esa enorme superioridad que exhibió en el campo de juego.
Porque Galhardo hizo temblar el travesaño a los 17. Porque Patrick hizo lo que quiso por la izquierda. Porque a los 26 un cabezazo de Bruno Praxedes fue controlado por Andrada. Porque a los 31 definió mal Guilherme, luego de una mala salida del Nº 1 boquense.
En Boca fallaron todos. Desde el arquero, que cerró su valla invicta en la Copa en sorprendentes 632 minutos pero no se lo vio tan seguro como en otras noches y tuvo muchas fallas con los pies, hasta Tevez, que entró en el juego brusco y hablado del rival y apenas mostró destellos de su clase y experiencia. Sólo su jerarquía le permitió sacar de la galera un remate desde la puerta del área rival que hizo estirar a Lomba para evitar el 1 a 1.
Para colmo, Cardona tampoco pudo hacerse dueño de la pelota. Y los extremos, Salvio y Villa, no aparecieron en toda la noche. Eso, sumados al intermitente trabajo de Campuzano y la cantidad de veces que Buffarini (salió reemplazado por Jara) y Fabra fueron superados por las bandas resume una imagen muy desteñida y lejana de la que una semana antes había mostrado Boca en Porto Alegre.
Herido en su orgullo, el Xeneize fue en busca del 1 a 1 que garantizara la clasificación. Consciente de que una eliminación anoche marginaba su sueño de retirarse campeón de América, Tevez se hizo cargo de esa situación. Aparecieron los espacios para que Fabra pueda desbordar al menos una vez, pero su centro terminó en la nada.
Los corazones boquenses se paralizaron cuando a 8 minutos del final a Andrada se le escapó una pelota aérea y Víctor Cuesta tuvo el 2 a 0. Pero el exIndependiente desaprovechó una chance inmejorable. En la última, Cardona desde casi 30 metros buscó el palo izquierdo de Lomba, pero la pelota se fue apenas afuera.
En un partido malo en general, López e Izquierdoz sostuvieron una defensa que tambaleó en más de una ocasión. En esa primera mitad para el olvido Obando corrió por él y por varios de sus compañeros, pero luego, se fue diluyendo. Y sobre el final se fue expulsado por un planchazo. Por el contrario, Campuzano fue de menor a mayor en el complemento, ya con más espacios en el mediocampo.
El juego comenzó con mucha intensidad, nerviosismo y brusquedad de parte del conjunto brasileño. En una de las tantas pausas en ese inicio vio la amarilla D’ Alessandro, que desde el banco no paraba de gritar, como todos sus compañeros, en una postal habitual en los campos de juego latinoamericanos, pero que expone más el eco de los estadios vacíos.
En la definición por penales, Tevez, Salvio, Fabra, Izquierdoz y Jara marcaron para el xeneize, mientras que a Cardona se lo atajó Lomba. En tanto que en Inter anotaron Rodinei, Edenilson, Yuri Alberto y Leandro Fernández, y desviaron sus remates Lindoso y Peglow.
Así las cosas, el próximo miércoles Boca visitará a Racing, lo que garantizará un equipo argentino en una de las semifinales. Aunque el xeneize, pese al alivio que significa la clasificación, quedó muy en deuda. Y lo sabe.
Por: Pablo Lisotto
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