El Coliseo Eduardo Dibós se cargó de expectativa con la final del básquet que protagonizaron Argentina y Puerto Rico en los Juegos Panamericanos de Lima. «Tickets, tickets. Compro sus tickets», era la frase más escuchada en las inmediaciones del estadio, donde los revendedores de las entradas exigían 300 soles (90 dólares) para los fanáticos que buscaban una localidad a último momento.
Como la mayoría del público que accedió al espectáculo fue de nacionalidad peruana, el Nunca, pero nunca, me abandones cariñito se escuchó con más euforia que los himnos de los equipos. De todos modos, el Juremos con gloria morir fue una promesa que llenó de energía al combinado de la Oveja Hernández que sacó su primera ventaja de 12, gracias a la genialidad de Facundo Campazzo y el talento de Luis Scola.
A pesar de la reacción del combinado centroamericano, a base del roce físico y la velocidad de Benito Santiago Jr, el conjunto albiceleste concluyó el primer parcial con un 27 a 18 a su favor.
En la reanudación del duelo, con más protagonismo de Gabriel Deck y Patricio Garino, la Argentina logró mantener una ventaja considerable para irse al descanso con un margen de 10: 40-30.
Con más descanso para Luifa, Campazzo tomó las riendas del show para que la fiesta continúe. Sus 9 asistencias que registraba hasta ese momento conformaban la atracción principal de la velada, ya que sus improvisados movimientos dejaban en ridículo a sus rivales. «¡Está loco!», se escuchaba desde el sector de prensa cada vez que el cordobés intervenía en el pleito. Además, la distancia de 10 se mantenía para el último cuarto: 60-50.
Puerto Rico nunca consiguió ahogar al equipo albiceleste. El cierre de la noche a cargo de las figuras nacionales garantizaron la codiciada medalla de oro, para que el último sobreviviente de la Generación Dorada comience su retiro de la mejor forma: 28 puntos, 9 rebotes y 2 asistencias en 28 minutos jugados.
El 84 a 66 definitivo llevó a la Argentina a lo más alto del podio en los Juegos Panamericanos después de 24 años (la última vez había sido en Mar del Plata 1995); un resultado que entusiasma con lograr otra hazaña en el Mundial que se disputará en China entre el 31 de agosto y 15 de septiembre. Tal vez el último compromiso de Luis Scola, el abanderado que le dejará su lugar a la Renovación Dorada.