DOHA (Enviado especial).- Señalan, siempre con una sonrisa, que la credencial esté a la vista de cada uno de los que asiste al campo de entrenamiento de la Universidad de Qatar donde la selección argentina se entrena desde hace poco menos de un mes. Amablemente dan la bienvenida, hacen una especie de reverencia, no se les escapa nadie. Ni cuando eran apenas unos 100 periodistas, ni ahora que más de 500 llegaron para ver a Lionel Messi y compañía en la última práctica antes del gran choque con Croacia, por las semifinales de la Copa del Mundo.
No pueden hablar demasiado, son guardianes celosos, por eso cuando se acaba el tiempo de las cámaras, ellos custodian los secretos de Lionel Scaloni y jamás van a soltar datos acerca de qué sistema piensa usar el entrenador argentino, ni qué futbolistas aparecieron en los ensayos tácticos. Jhon Warui Kamu y James Mwai, son keniatas, son los hombres de seguridad privada, de la empresa Al Jassra, que se encargan de cuidar el ingreso al campo de entrenamiento. Ellos, no tienen permitido dar datos de ningún tipo, por eso se preocupan por conocer por qué alguien se interesa por ellos.
Lo mismo sucede con Jazmin Mbepo, de Nepal y con Nkanu Samuel, de Ruanda, Charles Kualanga, de Kenia, que están cerca del campo de entrenamiento, a metros de Messi, De Paul, Di María, Otamendi. Ellos también son estrictos, no se inmutan por nada, pero son los que más conocen de esta selección aquí. No pueden mirar hacia el campo de juego, sólo están atentos a que nada malo suceda en el entorno, aunque saben qué pasa detrás, aunque el idioma no les permita con exactitud saber qué se dice en la cancha entre los futbolistas argentinos.
Ellos no están pendientes si Scaloni volvió a trabajar en módulos defensivo y ofensivos. Tampoco pueden mirar con detenimiento si volvió a probar primero con Di María en el esquema tradicional, tampoco que después le dio minutos a Leandro Paredes en la mitad de la cancha, menos que el entrenador insistió con Lisandro Martínez para probar cómo funciona todo con cinco defensores y tampoco que Lautaro Martínez estuvo en el equipo y corrió a Julián Álvarez hacia una de las bandas.
No se distraen por nada, no sueltan ni el más mínimo gesto, pero cuando escuchan si están contentos de tener a Messi siempre cerca, no pueden escaparse de la emoción y se les escurre una sonrisa que explica todo. Tampoco se impactan por la presencia del búlgaro Hristo Stoichkov que pasó a saludar al plantel argentino y se confundió en un abrazo con Scaloni.
La cita ante Croacia es demasiado importante, por eso también se reforzó la seguridad, más hombres de seguridad privada, más recelo en los controles para ingresar al lugar, drones en el cielo de un lado para el otro. Y allí, en el laberinto de esta Universidad de Qatar, dibuja una infinidad de estrategias que sólo se develarán cuando faltan un par de horas para el comienzo de la semifinal en el estadio Lusail, a las 22 hora de Qatar, las 16, de la Argentina.
No se preocupa por el personal disponible, para esta cita Scaloni tiene a casi todo su grupo en condiciones, incluso, el entrenador lo reconoció en su última conferencia de prensa. Todos trabajaron con normalidad, apenas Alejandro Papu Gómez se movió solo con el kinesiólogo Luis García. En ese escenario la presencia de Rodrigo De Paul está casi asegurada y es probable que finalmente el entrenador argentinos pueda disponer de Di María desde el arranque. En los dos últimos ensayos insistió como primera opción con el rosarino, por lo tanto el equipo podría ser: Emiliano Martínez; Nahuel Molina, Cristian Romero, Nicolás Otamendi, Nicolás Tagliafico; Di María o Paredes; De Paul, Enzo Fernández, Alexis Mac Allister; Messi y Julián Álvarez o Lautaro Martínez.
Miran hacia el infinito. No quieren distraerse de sus tareas. No hay pelotazo o grito que los saque de su función: cuidar el laboratorio argentino es la misión principal. Siguen los ensayos, Scaloni quiere ver cómo se mueve el equipo con Leandro Paredes en el centro del campo y con Enzo Fernández y Mac Allister por las bandas, se trata uno de las tantas alternativas que maneja el entrenador de la selección argentina. Es que lo inquieta que Luka Modric, Mateo Kovacic y Marcelo Brozovic le hagan daño en el control de la mitad de la cancha.
Se cierran las puertas del entrenamiento, ahora caminan de un lado hacia el otro, miran que nadie quede en el lugar espinando las estrategias del conjunto albiceleste. Piden por favor que se despeje el sector, cuentan con la ayuda del personal de la FIFA y de la policía local. Vuelven a sus lugares, se colocan algún barbijo y adoptan una postura erigida. Ellos, en definitiva, son los que en esta Copa del Mundo, guardan los mejores secretos de Messi y Scaloni.