El conjunto que dirige Lionel Scaloni se impuso a Australia por 2 a 1 con goles de Lionel Messi y Julián Álvarez y se aseguró dar un paso más en el camino de su ilusión, la de llegar hasta la final y levantar la Copa del Mundo. El próximo viernes 9, a las 16, se las verá con Países Bajos, que eliminó a Estados Unidos por 3 a 1 en el primer partido del día.
En la jornada que marcó el inicio de desarrollo de la llave de los mejores 16 equipos, neerlandeses y argentinos se adelantaron al resto y sellaron el pasaporte a la próxima instancia. En primer turno los europeos superaron a los norteamericanos y en el segundo, los argentinos a los oceánicos, sorprendentes habitantes de octavos: solo habían accedido una vez en su historia, en Alemania 2006.
El cara a cara con Australia fue una película que cambió de género en algo más de los 90′: primero, fue un duro primer tiempo, justamente, en el que los oceánicos complicaron a la selección albiceleste porque presentaron una férrea defensa que complicó la generación del juego argentino. A ello se sumó la imprecisión en muchos de los futbolistas.
La selección argentina empezó la Copa del Mundo con un cimbronazo, el primero que se dio en la competencia: cayó en el debut ante Arabia Saudita por 2 a 1 en el inicio del grupo C. Aquello generó duras críticas y dudas, pero el equipo supo reponerse en la segunda presentación, ante México por 2 a 0.
Sin embargo, el mejor rendimiento lo tuvo en la última aparición por la instancia de grupos: le ganó a Polonia por 2 a 0 pero, sobre todo, logró una gran producción futbolística, de despliegue de juego colectivo. Las caras de la nueva generación le imprimieron al plantel esa energía que le permitió confiar en el recambio.
Por octavos de final venció a Australia, un equipo que sorprendió porque pocos lo daban en esta instancia. Los oceánicos se impusieron en el grupo D, escoltaron a Francia, sacaron del camino a una favorita Dinamarca y fueron entonces en busca de la Argentina.
