Debido a una pandemia que está lejos de ser controlada, algunas ciudades descartaron ser sedes; Lula da Silva interpondrá un recurso en el Tribunal Supremo Federal.
SAN PABLO.- En la noche del domingo, mientras se barajaban sedes para recibir la Copa América tras las renuncias de Colombia, primero, y Argentina, después, la posibilidad de Brasil ni siquiera parecía sentarse a la mesa y los motivos de esa “omisión” eran evidentes, ya que el país tiene más de 462.000 muertos por COVID-19 y la tercera ola de contagios es inminente. Horas después, de manera sorpresiva, la Conmebol, por medio de su cuenta de Twitter, le agradecía al presidente Jair Bolsonaro y a la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) por albergar el torneo que comenzará el próximo 13 de junio.
Más allá de la repercusión inmediata que generó en la sociedad brasileña y de la lluvia de críticas que provocó la inesperada oficialización, la noticia cayó como una bomba también entre los clubes locales. Acostumbrados a caminar sobre un campo minado como lo es el insano calendario que propone la CBF, con la llegada del certamen continental, las instituciones que pondrán sus estadios a disposición de la Conmebol perderán el derecho a la localía, ya que el Campeonato Brasileño y la Copa de Brasil, en principio, no se detendrán.
Uno de los primeros en manifestarse fue ni más ni menos que Flamengo, último campeón nacional, que además de perder 11 jugadores de su plantel por las disputas de la Copa América y las Eliminatorias (al margen de la selección olímpica), también podría verse perjudicado por la utilización del estadio Maracanã, donde juega como local (lo mismo sucede con Fluminense). Cabe destacar que el terreno de juego no está en su mejor estado, y la carga mayor de partidos podría empeorar la situación.
Por ese motivo, el presidente Rubronegro, Rodolfo Landim, y Luiz Eduardo Baptista, vicepresidente de Relaciones Externas, llegaron a las oficinas de la CBF apenas pasado el mediodía del lunes con un pedido firme, el de cancelar el Brasileirao mientras se dispute la Copa América. Además, exigieron una extensión del torneo local hasta enero de 2022.
El pedido de Flamengo, sin embargo, compromete los planes de la CBF debido a la realización de la Copa del Mundo de Qatar, que tiene su inicio previsto para el 21 de noviembre de 2022. De esa forma, el fixture del Campeonato Brasileño, que suele terminar en diciembre, quedaría aún más comprometido.
Durante toda la tarde del lunes, representantes del gobierno federal, la CBF y la Conmebol mantuvieron reuniones con intendentes, gobernadores y dirigentes deportivos para intentar definir la lista de las ciudades que serán sede del torneo.
En principio, quedaron descartadas Recife, capital del estado de Pernambuco, Natal (Río Grande do Norte) y Porto Alegre (Río Grande do Sul). “Gremio no trabaja con la hipótesis de la Copa América en Porto Alegre porque no hubo ninguna planificación establecida”, declaró Romildo Bolzan, presidente del Tricolor Gaúcho. “No vamos a regalar nuestra localía ni complicar nuestro calendario por una Copa que fue rechazada en dos países y que no debería realizarse bajo la terrible situación sanitaria que vivimos”, agregó, descartando que se utilice la Arena do Gremio, que ya fue sede en la última Copa América, en 2019.
El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva aprovechó para profundizar la grieta con el oficialismo: “Hablé con la presidenta de nuestro partido, Gleisi Hoffman, y el PT presentará un recurso ante el Tribunal Supremo Federal contra este nuevo absurdo del gobierno de Jair Bolsonaro, ¿Esto es serio? ¿En medio de la pandemia, la llegada de la tercera ola, riesgo por falta de camas y suministros y con vacunación lenta? ¡Increíble!”
Por otro lado, Sao Paulo, Cuiabá (Mato Grosso), Salvador (Bahía) y Manaos (Amazonas) se pusieron a disposición de la Conmebol para auspiciar como sedes del evento. “No nos opondremos si la CBF designa a Sao Paulo como sede”, sostuvo Joao Doria, gobernador paulista.
A pesar de que Sao Paulo, Santos, Palmeiras y Corinthians no se manifestaron públicamente al respecto, los hinchas, en su mayoría, rechazaron la posibilidad. “Corinthians necesita salir a decir ya mismo que no quiere la copa”, escribió un torcedor del Timao. El estadio NeoQuímica Arena, ex-Arena Corinthians, fue sede en 2019 y, por eso, podría estar entre las elegidas para la improvisada edición 2021.
En horas del mediodía, cuando los brasileños aún digerían la noticia menos esperada, Luis Roberto, uno de los principales relatores del país, se descargó, en vivo, en el programa “Selección”, del canal deportivo SporTV, perteneciente a la Cadena Globo. “Es una vergüenza, no tiene sentido albergar este torneo para que algunos se llenen los bolsillos. En condiciones normales, ya sería ridículo, ¡esto es como un cachetazo en la cara de la sociedad brasileña! No lo podemos permitir”, opinó, furioso.
Por otra parte, la decisión tomada por la Conmebol, la CBF y el gobierno brasileño llegó justo cuando el proceso que lleva adelante la Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI), para determinar responsabilidades en la actuación frente a la pandemia, está en plena marcha. “Estoy abriendo un protocolo para citar al presidente de la CBF (Rogerio Caboclo). Necesitamos entender cuáles fueron las medidas sanitarias tomadas para garantizar la seguridad de los brasileños durante la realización de la Copa América”, escribió en su cuenta de Twitter Randolfe Rodrigues, senador y vicepresidente de la CPI.
En medio del desconcierto reinante, la CBF decidió cancelar la conferencia de prensa con los jugadores de la selección brasileña, Fred y Lucas Paquetá, que estaba programa para las últimas horas de la mañana en el predio Granja Comary, en Teresópolis, Río de Janeiro. La intención del equipo de prensa fue blindar a los futbolistas de “preguntas incómodas” antes de la doble presentación por Eliminatorias ante Ecuador, en Porto Alegre, el 4 de junio, y frente a Paraguay, en Asunción, cuatro días después. “¿Por qué no aprovechar la última sede?”, preguntó Thiago Silva, defensor campeón de la Champions League con Chelsea y referente de la Verdeamarela, en un comentario en las redes sociales.
Tras las movilizaciones que se vivieron el domingo 30 en todo el país, en repudio al desempeño del presidente Bolsonaro, y tras el sorpresivo anuncio de la Copa América en Brasil, existe cierto temor a que se reaviven las protestas de 2013, que tomaron las calles de las principales ciudades bajo el lema “Não vai ter Copa” (No habrá Mundial), en reclamo por los aumentos de precio en el transporte público y poco antes de la Copa de las Confederaciones, certamen preliminar al Mundial de 2014.
Federico Cornali